capitulo 8

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Lo que Jack vio al salir tambaleándose de su cabina le aclaró de inmediato los pensamientos, y su rugido familiar se oyó en todos los rincones del barco.

-¡Basta!
Flynn se detuvo a tiempo, y al volverse vio a Jack que avanzaba hacia él, sosteniéndose su dolorida cabeza con una mano.
-¡Madre de Dios! ¿Te has vuelto loco, Flynn? -preguntó Jack cuando se acercó a ellos, con una mueca furiosa en su rostro al ver la espalda desnuda de Elsa.
-Mira, Jack, ¡nunca he estado más contento de verte! Davey, ese imbécil, dijo que estabas muerto... ¡que esta muchacha te había matado!
Jack sonrió, pero levemente porque la cabeza le dolía mucho.
-¿No se te ocurrió comprobarlo amigo mío? Si lo hubieras hecho, habrías visto que esta zorra sólo me dejó inconsciente. ¡Gracias a Dios que he recuperado la conciencia a tiempo! Cuánto habríamos tenido que pagar si hubieras estropeado esa hermosa espalda, ¡porque aún no he terminado con esta gata! -Se volvió hacia Davey-. ¡Desátenla! Y la próxima vez que anuncien que un hombre ha muerto, asegúrense de que es así Si hubieran causado daño a esta dama, Davey, habrían recibido el mismo castigo que mi buen amigo pensaba darle a ella.
-Sí, capitán -replicó débilmente Davey.
Cuando liberaron a Elsa, Jack levantó su cuerpo en sus brazos y miró su rostro sereno. No estaría tan tranquila si estuviera despierta, reflexionó.
-Jack, no puedes tenerla en tu camarote después de lo que ha hecho. Juraste ser cuidadoso, y sin embargo ella te venció. Te advertí que las mujeres no pelean igual que los hombres. La próxima vez, tal vez logre Matarte -dijo Flynn con preocupación.
-Sí, ha jurado hacerlo. La subestimé. La comparé con las damas tímidas y sumisas que conocí en el pasado. Pero no volveré a cometer el mismo error.
-¿Qué harás, la atarás por las noches, o la dejarás que te degüelle mientras estás durmiendo? -preguntó Flynn.
-No creo que vuelva a intentar matarme, al menos mientras esté en mi barco. Tuvo la oportunidad de terminar con mi vida mientras estaba inconsciente y a su merced... y no lo hizo.
-¡No, porque pensaba que ya estabas muerto! -¿Cómo lo sabes?
-Cuando le dije que la mataría por haberte matado a ti, sólo me pidió que le pegara un tiro en lugar de matarla con el látigo.
-Muy bien, de manera que pensaba que había cumplido con lo que quería hacer. Pero ahora sabe cuales serían las consecuencias. Gracias a ti, viejo amigo, sé que tiene un terror mortal al látigo. ¿No se desmayó antes del primer golpe?
-Sí.
-Bien, ése es el tipo de información que necesito para ponerla en su lugar.
-Una vez la subestimaste, Jack. No vuelvas a hacerlo. Te amo como a un hijo... como a un hermano. No cometas un error con esa muchacha.
-Me intriga, Flynn. Me daría gran placer domar a esa señora.

-¡Señora! ¡No es una señora!
-Sí, lo es, la han educado como a una señora No sé de donde sale la gata, es un misterio que me gustaría resolver. Tiene muy mal genio. Ahora busca algo para aliviar mi cabeza, porque me duele mucho. Y que esos hombres vuelvan al trabajo.
Jack se encaminó a su cabina con Elsa aún desvanecida en sus brazos. La dejó suavemente en la cama, y la miró unos momentos. ¿Se despertaría asustada, o con renovada furia al encontrarlo vivo? Esperó que fuera con furia. No le importaría ver a esta belleza sometida ante cualquier hombre, ni siquiera ante sí mismo. Disfrutaría tratando de vencerla durante el tiempo que estuviera con ella, pero de alguna manera sabía que era imposible vencer a Elsa Swon. No, mientras estuviera con vida. Era posible someterla, pero nadie podría quebrar su voluntad.
Flynn entró en la habitación y contempló los instrumentos rotos en el suelo sacudiendo la cabeza. Recogió los dos vasos los llevó a la mesa y los llenó de vino, aunque deseaba algo más fuerte.
Hada apareció en la puerta y miró ansiosamente al capitán y a Elsa acostada en la cama, y luego nuevamente al capitán. Flynn carraspeó y le ordenó que entrara.
-Dijo que conoce formas de curar, supuse que querrías que atendiera tu herida. Sus manos son delicadas comparadas Con Mis Manos torpes -dijo Flynn a Jack, que se había sentado junto a la mesa.
-Muy bien, siempre que ésta no desee degollarme también.
-Me gustaría hacerlo, monsieur, pero no lo haré -replicó Hada.
Jack rió.
-Al menos eres honesta, mujer. ¿Cómo te llamas?
-Hada Dauvet.
-Bien, Hada, ¿presenciaste lo que estuvo a punto de suceder a tu señora? -preguntó Jack con voz tranquila.
-Sí, monsicur. Llegué a cubierta precisamente antes de que... antes de que se desmayara.
-Afortunadamente no gritaste -comentó observando los labios hinchados de la mujer, que ella se había mordido para no gritar-. Si lo hubieras hecho, Flynn no me habría oído cuando le ordené que suspendiera el castigo y Elsa habría recibido por lo menos dos latigazos antes de que llegaras hasta ella.

-Gracias a Dios que usted se despertó en ese momento, monsieur -dijo Hada. Se inclinó sobre él y comenzó a limpiar la herida.

-Entonces Sabes que mi amigo iba a azotar a Elsa... que en realidad, la iba a azotar hasta matarla.

-Sí, porque la tripulación creía que ella lo había matado a usted. Traté de disuadir a Elsa de que no intentara hacerle daño, pero ella no quiso escucharme. Elsa siempre ha sido terca y decidida, pero nunca tanto como hoy.

Jack rió, y miró a la muchacha desvanecida en su cama. Luego se volvió hacia Hada, con el ceño fruncido.

-Hábleme de ella. ¿Siempre tiene este genio del diablo? Lo esperaría en una prostituta o en una criada de una posada, pero no en una dama.
-Es una dama, monsieur -replicó Hada con indignación-. Pero cuando era niña careció de lo que más necesitaba.. del amor de su padre. Por eso tiene estallidos de ira y de desafío y su Padre la envió a un convento. Pasó allí la mayor parte de su vida.
-¿Querían que fuera monja?
-No, era una escuela para niñas.
-¿Y qué aprendió en ese convento... aprendió a rezar? -preguntó él, con humor.
-Por supuesto que aprendió sobre Dios y sobre cosas relativas a El, Pero también aprendió a leer y escribir, a atender a los enfermos y a los heridos, a ser suave y cariñosa, a controlar su... -Se interrumpió, sintiendo que era ridículo terminar la frase.

-Jack rió suavemente.
-Ibas a decir "su genio", ¿verdad? De manera que Elsa no fue buena alumna, ¿eh?
-Fue una excelente alumna -respondió Hada defendiendo a Elsa -. Sólo que cuando siente algo intensamente, es incapaz de ver todo lo demás. Pero yo no había visto suceder esto desde que era una niña. Sólo su Padre la ponía en este estado, pero cuando volvió de la escuela, sabía controlar sus emociones. En realidad, monsieur, nunca la he visto tan enojada como hoy. Elsa es amable y suave por naturaleza, corno su madre. Cuando finalmente abandonó el intento de ganar el amor de su padre, se sentía feliz. Su sonrisa podía hacer sentir a los demás lo que sentía ella.
-Todavía no he visto esa sonrisa ni esa naturaleza amable y tranquila -comentó Jack.
-Sólo usted sabrá por qué, capitán, usted la ha... la ha...
- ¿Deshonrado? Sí; eso me han dicho.
- ¡No debería haberla tocado! -saltó furiosamente Hada-. No tenía derecho. Pero ya que estaba tan decidido a poseerla habría sido mejor que no la engañara. Ella aceptó su destino hasta que se enteró de que usted la había engañado.
-Sólo quería evitar herirla, madame. Pero, dígame, ¿ella quiere casarse con ese conde? ¿Está enamorada de él? -preguntó Jack.
-Su padre concertó el matrimonio. Elsa no tenía nada que decir en este asunto, pero debía hacer lo que se esperaba de ella. Ella lo sabe. En cuanto al amor, no se puede amar a un hombre que una jamás ha visto.
-Entonces ella ni siquiera sabe qué aspecto tiene el hombre con quien se casará ¿Puedo decirle que la entregaré a un viejo con quien ella preferiría no casarse?
-No, capitán –sonrió Hada-. El conde de Beck es joven y apuesto. Yo lo he visto.
Por alguna razón, esto preocupó a Jack.
-Es suficiente -dijo-. Necesito un poco de tranquilidad para que se me quite este dolor de cabeza. Ocúpate del barco, Flynn. Si me necesitas, estaré aquí... descansando.

-¡Descansando! Si quieres descansar, será mejor que la muchacha no se despierte.
Flynn rió de sus propias palabras, y luego llevó a Hada a la bodega, donde debería haber estado desde el principio. Si hubiera hecho lo que Flynn le había mandado, nada de esto habría sucedido, pensó Jack, y Elsa aún creería en su mentira. Pero no tenía sentido pensar en eso ahora.
Jack sirvió más vino en su vaso, se apoyó en su asiento y fijó su mirada en Elsa. No tardaría mucho en llegar a Saint Martin, probablemente menos de una semana si los vientos eran favorables. No le quedaría mucho tiempo para disfrutar de esta belleza. En sus veintiséis años jamás había conocido a una mujer tan hermosa como Elsa Swon, y con un genio tan terrible.

Continuará....

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