Narrador
En un mundo del cual ya nadie se acuerda los robots están en la cima, controlando y sometiendo a los humanos a trabajar debajo de donde viven los robots.
Esta es la historia de Zeta, un chico que aparenta tener 17 o 18 años, aunque no lo sabe muy bien. Viste siempre de negro, como el color de su pelo. El iris de sus ojos es de color marrón y tiene unas ojeras enormes debido a lo poco que duerme.
En cuanto a su personalidad cabe decir que es frío con el resto de las personas y no le cae bien casi nadie. Se preocupa únicamente de sí mismo, pero aún así todavía tiene respeto por las personas.
Zeta
Terminé de trabajar en la fábrica y fui a cobrar. Al llegar al mostrador me dieron 2 Dragons, la moneda del mundo humano, y aunque sean solo 2, se consigue mucho con esto.
Estando aún en la planta 0 me dirigí a las escaleras para bajar al nivel -2, pero antes compré unos paquetes de cigarrillos frente a las escaleras.
???: Zeta, esto te va a acabar matándote.
Zeta: Cállate Mic, esto es lo único que me mantiene con vida.
Le di 1 Dragon a cambio de 5 cajetillas.
Mic: ¿No sabes el mal que te hacen los cigarrillos?
Le di la espalda y le saqué el dedo del medio mientras bajaba a la planta -2. Una vez en ese nivel fui a mi apartamento, el número 84.
Caminé por unos pocos minutos y acabé fijando mi mirada en un cuerpo de mujer al que le habían cortado los brazos y las piernas, al lado de la puerta de mi vecino.
Zeta: *Parece que se cansó de su onahole*
Abrí la puerta de mi vivienda, la cual consistía de un pasillo de 4 metros de largo y 2 de ancho que daban a una sala que ocupaba mi cama y un plato de ducha que se encontraba a 1 metro de la puerta. Solo entré a dejar 4 paquetes de cigarrillos en un cajón cerca de la entrada mientras escuchaba gemidos en el apartamento de mi vecino.
Cerré la puerta y bajé hasta la planta-100, era el lugar al que iba siempre, se estaba tranquilo, ya que nadie se pasaba por ahí. De hecho, nadie se pasaba a partir de la planta -69, pero a mí me gustaba ir a la última, a ver los pisos deshabitados que había a kilómetros bajo la última planta.
Llegué al nivel más pequeño de todos, el cual era de 3 metros de ancho y 6 metros de largo, y me fui a una de las esquinas a encender un cigarrillo. Le di una calada y miré a los pisos inhabitados, tan lejos de nosotros.
Estar allí me hacía perder la noción de todo a mi alrededor. Tiempo y espacio se perdían mientras me apoyaba en la barra de seguridad y me fumaba un cigarrillo.
Así es mí día a día...
???: A-Ahg...Ahg...P-Por fin te encuentro, Zeta...
Miré al recién llegado, el cual era mi vecino, Bran. Estaba jadeando y traía en la mano el onahole que había dejado al lado de su puerta.
Bran: Venía a darte esto, si te interesa. Tío, sabes que hay un prostíbulo en el nivel -15 y aún así no quieres follar. ¡Con 1 Dragon follas por una semana!
Zeta: Sabes que eso no me interesa para nada.
Bran: ¡Venga Zeta, no seas así!
Me abrazó del cuello y me ofreció el onahole, pero negué con la cabeza.
Bran: Bueno, lo iba a tirar de todas maneras, pero si te interesa te lo dejo aquí y ya lo tiras por mí.
Se despidió y comenzó a subir las escaleras al mismo tiempo que yo encendía otro cigarrillo. Después miré el onahole de Bran, el cual había dejado en el suelo. La chica tenía buenos pechos y un gran trasero, sin embrago parecía que ya no estaba con vida.
¿Placer? ¿Es tan adictivo? Ya lo había experimentado varias veces, pues me gusta saber un poco de todo, pero no había llegado a interesarme nunca.
Acabé con este otro cigarrillo y agarré el cuerpo de aquella mujer, a punto de tirarlo al vacío de los pisos inferiores. Su vagina chorreaba semen y, aunque golpeé su cara varias veces, no parecía responder. Sin embargo su ano estaba totalmente limpio, así que lo utilicé.
Lubriqué la zona con la saliva para que mi pene pudiera entrar con cuidado sin dañar mucho su ano. Lo comencé a introducir y ese lugar apretaba mi miembro. Una vez estaba dentro empecé a mover mi caderas y a chocarlas contra el gran culo del onahole. Un poco de sangre salió por el acto, pero parecía que la chica ya estaba muerta, así que ya no sufriría.
Estuve follando el cuerpo sin extremidades de aquella mujer, hasta que terminé corriéndome dentro. La verdad es que me sentía igual que antes, pero bueno.
Terminé sacando mi pene y tirando su cuerpo por el vacío infinito.
Zeta: *Ya va siendo hora de volver*
Efectivamente, tenía verdad, la pulsera de mi mano izquierda comenzó a iluminarse, eso quería decir que tenía que entrar a trabajar pronto.
Zeta: *Que rollo...*
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Sin título
Science Fiction"Atención lea las instrucciones del medicamento y consulte a su farmacéutico". HARDCORE ALERT. Esta historia podría disgustar a personas sensibles. Avisados estáis. El mundo es controlado por robots, quienes viven en una cúpula a un nivel inalcanzab...