Parte 3 sin título

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Zeta

Me estuvo sangrando el labio durante todo el día de trabajo, pero bueno da igual, eso no me impidió trabajar y conseguir dinero.

Zeta: *3 Dragons. ¿Habré trabajado más duro?*

Tome el dinero y me fui a ver a Mic.

Zeta: ¿Tienes listo mi paquete?

Mic: Desde hace tiempo, ¿tienes el dinero?

Asentí con la cabeza y le dejé una bolsa con 30 Dragons.

Zeta: Con esto ya eres rico.

Mic: Y con esto puedes matar a alguien.

Mic dejó sobre el mostrador una caja con un revolver gris de 2 cañones y un montón de balas. Me explicó que aunque tuviese 2 cañones podía utilizar uno solo.

Mic: Ten cuidado, esto es ilegal, y lo sabes.

Agarré la caja le volví a sacar el dedo del medio mientras bajaba las escaleras hacia mi apartamento.

Por suerte no me crucé con nadie así que no me vieron con aquella caja. Entre a mi vivienda y me senté en la cama a mirar el revolver, el cual tenía una letra inscrita en el mango. Esa letra era una "Z".

Zeta: *¿Hace cuanto le pedí a Mic esto?*

No le di más vueltas al asunto y cargué el revolver. Después me lo puse detrás, entre mi cuerpo y el pantalón, tapándolo a continuación con mi chaqueta y mi camiseta.

Llevé varias balas a parte y salí de mi apartamento hacia el piso -100, sin antes agarrar un par de cosas que llevé en una bolsa.

Ya en el último piso estaba solo. Encendí un cigarrillo y le di una calada cuando escuché algunos pasos.

Zeta: No me voy a ir aunque te incomode.

Hablé tranquilamente antes de girar la mirada. María bajaba los últimos escalones hasta el piso -100, tapada con su abrigo de plumas rosa y se desplomó en la otra esquina. Me acerqué y le entregué la bolsa que había traído. Lo que había dentro era casi como un botiquín médico.

María no dijo nada y se quitó el abrigo dejando expuesto su cuerpo desnudo lleno de moretones. Se puso un poco de crema en los moretones para que bajara la hinchazón que tenía y se tomó unas cuantas pastillas para el dolor.

Zeta: ¿Por eso te escondiste detrás mía? *Idiota, ¿pa que hablas?*

María: Sí...Pero no te quería causar problemas, y aún así acabaste lastimado por mi culpa.

Zeta: ¿Lo dices por el golpe? No fue nada en realidad.

Le ofrecí después un cigarrillo y se lo encendí. Tiré la colilla que quedaba del mío y encendí otro. 

Miré al vacío una vez más y escuché bajar a otra persona.

???: ¡Con que aquí te escondes, niñata!

Ya conocía esa voz, era la del hombre de ayer. Solté un suspiro y pude ver de reojo a María muy nerviosa, tratando de ponerse de pie, pero fallando en el intento.

???: Hmm. Así que estabas con el mierdecilla de ayer. ¡Eres toda una puta!

El hombre le dio una bofetada en la cara a María, a quien se le saltaban levemente las lágrimas.

???: Eh, tú, gilipollas. ¡Ni se te ocurra mostrarme tu cara una vez más!

Zeta: Yo no he hecho nada en realidad.

???: ¡¿Te crees muy gallito?!

Aquel señor me dio la vuelta y me agarró del cuello de la camiseta antes de levantarme unos centímetros del suelo.

Zeta: Sabes, me da un poco igual lo que hagáis allí arriba, pero podríamos decir que este es mi territorio y no me gusta que me pongan la mano encima en mi territorio.

Saqué el revolver de detrás y le apunté a la cabeza. El hombre se asustó y me soltó rápidamente. Ahora tenía miedo y retrocedió.

Zeta: Además, si te mato nadie lo sabrá.

Comenzó a sudar y a suplicar perdón, pero no era una buena persona en el fondo de su corazón. Además, me había tocado bastante los cojones.

Apreté el gatillo sin pensármelo 2 veces y dejé salir 2 balas que atravesaron su cráneo. El cuerpo sin vida del señor cayó al lado de María, la cual estaba asustada y me miraba con miedo. La sangre comenzó a brotar de los 2 huecos que le había dejado en la cabeza y manchó bastante el suelo.

La verdad es que no le di importancia a María y puse otras 2 balas en el cargador del revolver para después guardarlo.

A continuación agarré el cuerpo del señor y lo tiré al vacío, mientras veía a María respirar de forma agitada.

Zeta: ¿Podemos hablar Estrella?

Estrella se asustó cuando dije eso. Estaba en el piso -99 a unas escaleras de nosotros y había visto y oído lo sucedido. Bajó hasta donde estábamos y ayudó a María para que pudiese levantarse. Le dijo a la pelirroja que subiera y nos quedamos los 2 solos en el nivel -100. 

Una vez María había dejado el piso, Estrella se puso de rodillas y comenzó a suplicar.

Estrella: ¡N-No se lo diré a nadie y-y prometo que María tampoco!

Zeta: Bueno, entonces todo arreglado.

Estrella: ¡Sí, sí, sí, sí!

Comenzó a subir los escalones tras darme las gracias numerosas veces y se detuvo antes de llegar al piso -99.

Estrella: Solo ten cuidado con eso.

No respondí y me quedé allí solo.

Zeta: *¿Desde cuando se ha vuelto mi vida tan aburrida?*

Y en ese momento algo hizo "switch" en mi cabeza. Ahora sería el héroe de todos...O eso estabais pensando.

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