Parte 5 sin título

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Zeta

Al final accedí a ayudarle. Quería que se fuera y que me dejase en paz, pero no le dije nada y fui a buscar un equipo.

Piso -12. No hay mucha gente en este piso y la verdad es que no sé como sobreviven, aunque no me interesa. Fui al apartamento 90, lugar en el que vivía alguien que podría ayudar.

Toqué a la puerta y rápidamente escuché un gran estruendo al otro lado de la puerta, pero se quedó quieto, supongo que esperando a que me fuera.

Zeta: Necesito hablar contigo.

La puerta se abrió levemente y desde el otro lado me miraba un chico con gafas. Salió al verme sin tener ni idea de lo que sucedía, y un poco nervioso.

???: Y-Ya le pagué todo a Oxcar, n-no tengo nada de dinero.

El chico escondía su pelo negro tras una capucha y se acomodaba sus lentes cada dos por tres. Era un poco más alto que yo y, a pesar de ser un otaku, estaba en buena forma.

Zeta: Quiero que vengas conmigo al barrio B.

Un segundo más tarde estaba dentro de su apartamento, dejándome allí fuera.

Zeta: ¿Bill?

Bill: ¡Me niego a hacer eso! ¿Quieres hackear algo? Soy tu hombre. ¿Quieres saber que animes han salido nuevos? Soy tu hombre. ¿Quieres espiar a las prostitutas mientras se bañan? Soy tu hombre...Pero, bajo ningún concepto voy a ir a ese lugar.

Zeta: Necesito a un tirador experto y a un informático de primera y tú eres el mejor de todos.

Solté un suspiro y encendí un cigarro mientras esperaba su respuesta. Los minutos pasaron y acabé con el cigarrillo. Estaba a punto de irme, pero abrió la puerta y salió.

Bill: Prométeme que nadie morirá en la misión.

Zeta: No puedo asegurarte eso...

Se puso tenso y comenzaron a temblarle las piernas. Entró una vez más a su vivienda y se escuchó un gran estruendo antes de que saliera nuevamente.

Bill: ¡Ya estoy listo!

Salió con una mochila en la espalda y traía unas gafas distintas, las cuales le quedaban ajustadas, gracias a una correa de goma que pasaba por detrás de su cabeza, como si fueran de buceo.

Bueno, la verdad no se si me he explicado bien, pero me da igual.

Zeta: Ahora iremos a por Jack.

Bill: Espera...¡¿Qué?! Ese tipo esta pirado.

Zeta: Sí, pero ayudará en nuestra misión.

Bill no dijo nada más y bajamos al piso -39 para buscar a nuestro último integrante del grupo.

El otaku se puso detrás mía asustado y yo solo caminé en busca del apartamento de Jack. Cuando lo encontramos estuve tocando a la puerta varias veces hasta que salió un chico más joven que yo, el cual no era Jack, vestido únicamente con unos calzoncillos y se frotaba los ojos mientras bostezaba.

???: ¿Qué sucede?

Zeta: Perdón, creo que nos hemos equivocado de apartamento.

???: ¡Cariño! ¿Qué sucede?

Una mujer de mediana edad se recostó sobre la espalda del chico, y pude ver los ojos de Bill brillar, puesto que la mujer iba completamente desnuda.

???: Tranquilo, no os habéis equivocado. Este es el apartamento de Jack, pero ya no viene por aquí, así que me lo dio a mí. Pasaos por el dojo del piso -43, allí estará, seguro.

Asentí con la cabeza y nos marchamos de allí hacia el dojo.

???: ¡Vamoooooooooooos! ¡Echarle un par de huevos, panda de cabrones!

Se escuchaban los gritos 2 pisos antes de llegar a donde estaba el dojo.

Una vez estuvimos allí pude ver como Jack estaba apaleando a un tipo con una espada de kendo.

Zeta: Déjalo ir ya...

Le dije, pues quería llamar su atención y sabía que llevarle la contraria le fastidiaba mucho.

Jack: ¡¿Hmmmmmmmm?! ¡¿A ti qué pelotas te importa?!

Dejó la espada en el suelo y se acercó a mí, al mismo tiempo que yo a él.

Zeta: Tengo asuntos pendientes en el barrio B.

Jack: ¡¿Y a mí qué?!

Dijo mirando hacia abajo, ya que me sacaba dos cabezas de altura.

Estaba cabreado, se podía ver en su cara, sin embargo, a mí me daba completamente igual. Yo ya sabía que él iba a venir con nosotros sí o sí.

Zeta: Habrá robots...

La expresión en su cara cambió y se retiró con mucha velocidad. Volvió a los pocos segundos, con dos katana, una de las cuales era un poco más grande de lo normal, atadas al cinturón, y con una ropa distinta.

Jack: Vamos.

Volvimos al piso -2 para encontrarnos con la mujer que necesitaba mi ayuda.

Zeta: Es hora de irnos.

Me miró con sus húmedos ojos de tanto llorar y se levantó rápidamente.

Zeta: Pasaremos por el puesto de Mic y nos mostrarás el camino al barrio B.

Sonriente se limpió las lágrimas y asintió varias veces. Y así fue, subimos y Mic nos recibió en su puesto con una caja grande con objetos que le había encargado.

Mic: Una mirilla adaptable, pequeñas bolas explosivas y una daga.

Zeta: Gracias Mic.

Le pagué por todo y le di la daga a aquella mujer mientras que el resto de cosas fueron para Bill.

Después pusimos rumbo al barrio B.


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