El enfrentamiento

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Portada: eliset

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El jet aterrizó en una pista irregular. Aome se levantó. Por la ventana del avión no pudo ver mas que desierto. No había un aeropuerto cerca. Sesshomaru le tendió un manto de tela negra. Aome lo miró sin entender y lo impacientó. Sesshomaru desdobló la tela y se la puso sobre la cabeza.

- No puedo respirar- protestó.

- No seas ridícula.

Aome pudo ver cuando Sesshomaru ajustó la tela en la cabeza y sonrió.

- Pareces muy rara, Aome. Este aba no fue cortado para alguien de tu estatura.

No era como si fuera muy pequeña pero la tela era demasiado largo, Aome tomo el exceso de tela y caminó tras él. En la puerta, al observar a unos soldados formados y una banda militar que tocaba una melodía extraña, tropezó con el dobladillo del aba . Sesshomaru la escuchó gemir y se volvió con increíble rapidez. Cuando Aome estaba a punto de caer, la tomo en sus brazos y la miró con enojo.

- Eres la mujer más torpe que he conocido en mi vida.

Mirándolo sonrojada replicó.

- No pensaba usar mortaja sino hasta el día de mi muerte!!

Se percató de que él palidecía. Demasiado tarde comprendió el motivo de su ira. Pero antes de poder sentir simpatía por Sesshomaru, se irritó con él. "Vaya, ¿ qué nunca dejaba de pensar en Sara?" pensó...

- Bajame , por favor.

Exigió con voz fría.

- Falta poco para llegar al auto.

Era cierto y después de mirar a la desafinada banda con irritación, subió a Aome al auto como si fuera un paquete.
Perpleja, ella miro la fortaleza de piedra gris cuyas murallas eran altísimas, y que se encontraban sólo a unos metros de distancia.

- ¿En dónde esta el aeropuerto?

- Ese es el palacio. Se construyó una pequeña pista para nuestra conveniencia. El aeropuerto está del otro lado de Jumani .

- ¿Ésta es la ciudad?

Replicó anonadada
Su enojo ante su ignorancia fue patente.

- Me abruma el interés que tienes por tu futuro hogar. Jumani esta a 10 kms. De aquí.

Avergonzada, Aome contempló el desierto que se extendía en todas direcciones. Era una inmensidad de dunas y la sensación del aislamiento fue indescriptible para Aome, acostumbrada a ver árboles y pasto.
El auto cruzó las rejas del palacio y se detuvo en un amplio patio empedrado. Aome ya sentía la piel pegajosa por el calor intenso. La puerta de Sesshomaru se abrió de inmediato. Este salio y fue recibido por un hombre de corta estatura que se inclinó varias veces, muy nervioso. Sesshomaru fruncio el ceño y se alejo. Cuando se detuvo como si hubiera olvidado algo. Aome quiso golpearlo: la bajo del auto sin miramientos, puesto que tenia el aba enredado entre las piernas.

- No es una manera muy elegante de bajar de un auto.

Comentó Sesshomaru con sequedad. La guió al pórtico. Aome se percató de que muchas mujeres, cubiertas y curiosas, la observaban y sintió alivio por estar oculta de los pies a la cabeza.

Mirándola explicó.

- Mi padre quiere recibirnos de inmediato. No hablarás... Me parece que no eres muy inteligente cuando éstas desorientada y no quiero que lo ofendas.
Llena de ira, Aome se mordió la lengua. Sesshomaru se detuvo frente a unas puertas de madera labrada que fueron abiertas por unos guardias imponentes que se hallaban a cada lado. Sesshomaru avanzó y Aome lo siguió, reacia. Lo vio arrodillarse con gracia y tocar la alfombra con la frente. Para tener 70 años, el anciano de barba gris frente a ellos tenía un aspecto saludable y vigoroso. Aome se arrodilló sobre la alfombra justo cuando el viejo hizo la señal a Sesshomaru de que se pusiera de pie. El rey chasqueo los dedos y dijo algo en árabe.

UNA Y MIL NOCHES DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora