Secretos revelados

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Portada:eliset.




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Aome veía furiosa a Sesshomaru.

- No podrás mantenerme callada. No quieres una esposa . . . nunca lo deseaste. Ambos sabemos que planeas un divorcio, y ya que has sido muy franco, yo te imitaré. No entrare en tu juego, Sesshomaru. No compartire tu lecho sólo por que no tengas algo mejor que hacer cuando estés aquí. Nuestro matrimonio es una farsa y, si me presionas, no me amoldarse a este absurdo de ninguna forma. Te lo advierto desde ahora.

Y hablando con voz suave, la observo en silencio y Aome se alarmó.

- No me amenaces. Nunca me amenaces, debo confesar que olvidé las tonterías que te contó mi hermana.

Suspiro, exasperado y la soltó.
Lo que preocupó tanto a Aome ésos días era sólo algo trivial para Sesshomaru. La joven lo encaró, desafiante.

- Por favor, no insultes mi inteligencia con las mentiras que tu amorosa hermana se trago con tanta alegría.

Su mirada fría , la hizo temblar.

- ¿Me conoces tan poco acaso? Creí que conocerías un poco mejor mi carácter.

¿Como? Era una masa de contradicciones. Tenia una mente como un laberinto, una mente que hubiera envidiado un intrigante Borgia y que confundía a Aome.

Hablo con más frialdad.

- Esa mujer no existe en mi vida. No pretendo hacerte creer que he sido un monje, pero no me acostare con mi esposa y luego con otra mujer. El solo hecho de pensarlo me llena de asco. No seré infiel mientras este casado.

Aome no pudo sostenerle la mirada. Estaba furiosa. Sesshomaru tenía nueve vidas felinas. Para cuando se le tendía la trampa, ya estaba en un lugar seguro. Había terminado con su amante y todo debido ala astucia del rey Toga. Entra Aome , sale la amante parisina. Pero Aome estaba indignada pues estaba convencida de que Sesshomaru tenia intensiones de seguir con su aventura. Ahora, sólo quería escapar.

- Quédate  en tu sitio.
- No, considero que hemos agotado el tema.
- Aunque no te preocupó mucho mientras estuviste en mis brazos.
¿ Verdad?. De seguro hay forma de que nos tratemos mejor que así.

Añadió Sesshomaru.

Los ojos de Aome se llenaron de lágrimas. Estaba muy confundida, pero se negaba a que la humillara la sospecha de que Sesshomaru no buscaba una relación íntima con ella. No se la podía acusar de no confiar en él. No cuando era obvio que ocuparía el puesto de amante dentro del matrimonio.

- Pareces fatigada. Esta velada a sido demasiado presionante para ti.

Antes de que Aome pudiera protestar, la levantó en brazos y la llevo a su cama sin decir una palabra.

- Te llamaré por teléfono desde allá.
Ella solo replicó con amargura.

- No te molestes. No fingiremos
¿ recuerdas? Y no quiero recordatorios.
- Como quieras.

Si hubiera azotado la puerta al salir, Aome se sentiría mejor. Pero Sesshomaru no obedecía a impulsos infantiles. Era demasiado disciplinado y controlado. La cena fue desastrosa cómo su matrimonio y la noche de bodas. No había puntos en común entre ellos. Sesshomaru no permitiría que los hubiera. No cedería ni un ápice en las condiciones que dictó en Londres.
Pero Aome no tenía su apego. No podía aceptar que Sesshomaru esperaba que le permitiera que le hiciera el amor. Lo que empeoraba todo era que lo deseaba, cómo nunca lo hizo con Koga. Lo que faltó en su relación con él, estaba demasiado patente en su relación con Sesshomaru: atracción sexual.
Cuando el almuecín llamó para el primer rezo del alba. Aome seguía despierta, intentando entender sus emociones y el dolor herido que estaba en todas sus respuestas ante Sesshomaru.

UNA Y MIL NOCHES DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora