La verdad al descubierto

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Dos días después de Navidad, fue cuando Aome saltó de la cama para ir a montar y desfalleció a los pies de Sesshomaru. El palacio era un manicomio cuando recobró el conocimiento .Zenobia, que había llegado en avión con la ropa que Aome necesitaba, estaba arrodillada llorando. Sesshomaru hablaba con dureza con alguien y al otro lado de la puerta se oían los murmullos de los nerviosos sirvientes.

-Quédate quieta .

Sesshomaru le puso una mano en el hombro.

- No te moverás hasta que llegue el médico.

-¿De dónde vas a sacar un doctor?

-Ya había arreglado que el doctor Agmed viera a Urasue esta mañana .

Suspiró Sesshomaru.

-Ahora te revisará a ti también.

-Pero se supone que nos iremos hoy -discutió Aome-. Y no necesito un médico.

-¿Qué no tienes respeto por tu salud? Agradece que yo sí lo tenga.

Exhaló y se sentó a su lado.

-Me diste un susto mortal. La repetición no me ha acostumbrado a que desfallezcas .

Trató de sonreír.

-Pero no te preocupes. Estoy seguro de que no es nada serio.

En las horas que siguieron, caminó de arriba abajo y Aome intuyó que Sesshomaru se imaginaba toda una serie de enfermedades incurables. Pero la chica estaba segura de que no era nada grave. De seguro, debido a las emociones de las últimas semanas, lo que sucedía era algo normal provocado por el agotamiento o algo parecido.
Cuando el doctor llegó, Sesshomaru tuvo que salir del cuarto aunque quería quedarse. El doctor Agmed era un hombre muy amable que le preguntó hacía cuánto tiempo había tenido su última menstruación. Aome meditó. . . fue cuando Sesshomaru estuvo en Nueva York. . . pero eso fue meses atrás. No podía ser tanto tiempo. . .

-¿Qué no ha sospechado usted misma la causa, su Alteza?

Carraspeó el médico.

-Está embarazada .

Le tomó el pulso.

- Yo diría que son ya diez o doce semanas y. . .

-No puedo estar embarazada. No es posible .

Gimió la chica.

-No hay lugar a dudas, su Alteza. Su embarazo ya está avanzado -afirmó el galeno.

Aome recordó sus mareos. . . su cintura que desaparecía. Aome pasó de su fuerte impresión a un estado de euforia y apenas si escuchó las recomendaciones del señor Agmed acerca de llevar una dieta sana, de descansar y de consultar al excelente ginecólogo de Sango. Aome no escuchó una sola palabra. Alguien había cometido un error. O lo que estuvo mal se arregló por milagro. Más no pensaba cuestionar un milagro.

Un hijo. Se sentía en la estratosfera. ¡El hijo de Sesshomaru! Imaginaba lo que provocaría esa noticia en Sesshomaru. Estaría atónito al saber que sería padre. Aome se moría de ganas de decírselo para ver su reacción.
El doctor abandonó toda esperanza de que su paciente pronunciara una frase con coherencia e hizo llamar a
Sesshomaru. Le sonrió.

-Nada de qué preocuparse. Es lo más natural del mundo y ella goza de perfecta salud. Su esposa espera un bebé.

Aome escuchó el anuncio y quiso matar al médico por su falta de consideración. Como Sesshomaru le daba la espalda, no pudo ver su reacción, pero le tomó treinta segundos salir de su inmovilidad. Sesshomaru sacó al doctor de la habitación y Aome esperó con impaciencia a que volviera a su lado. Sesshomaru cerró la puerta con torpeza y se dirigió a la ventana. Entonces dio un puñetazo contra el marco de madera de la ventana. Algo crujió. Aome quedó pasmada.

-¿Cuándo ibas a decírmelo?

La encaró, lívido,y La miró con asco.

-¿Cómo me puedes ver a los ojos? ¿Qué no tienes vergüenza?

-¿Vergüenza?

Lo miraba incrédula por el ataque.

-¿Crees que soy tan estúpido para creer que es mío? ¿O crees que estaría tan desesperado por creerlo que me imaginaría que lo imposible se hizo realidad? Si es así, te doy la razón por dudar de mi inteligencia. Aunque nunca me has contado toda la verdad sobre él, te creí cuando me dijiste que no te había tocado y ahora... el que me presentes. . . la prueba de tu. . .

No pudo continuar y luchó por controlarse.

Aome estaba helada, petrificada. Tenía los ojos fijos, como una accidentada. Algo frágil se había roto en su interior. Algo infinitamente preciado le fue arrancado. La pérdida de fe, de esperanza y caridad era el menor de los males.

-Es tu hijo .

Lo odió por obligarla a decirlo. Tan sólo con decir cuántas semanas de embarazo tenía la habrían reivindicado.
Pero la Llenaba un vacío frío y extraño. ¿Acaso le hizo eso a Sara? ¿Habría dudado de su fidelidad? Todo el resentimiento que sentía por Sara la invadió ahora que era repudiada de manera tan sórdida e imperdonable.

-No estoy desesperado ni soy estúpido !!

Jadeaba.

-La esterilidad es irreversible !!.

Se alejó de su lado, temblando.

-¡Consuelo! -rugió-. Ahora sé qué temías... las consecuencias de tu traición. ¿Es por eso que viniste a mi lecho por voluntad propia? ¿Acaso ya sospechabas tu condición? Lo veo todo ahora. . . con
inmensa claridad.

Aome se percató de que no quería a su hijo porque nunca la quiso en realidad. Si ella le hubiera importado, habría ansiado creerlo por increíble que pudiera parecer. Aome se aferró a su compostura y susurró:

-Creo que no tenemos nada más que decirnos. Me iré a casa en el primer avión.

-¿A casa? -repitió.

Y con mirada iracunda,grito.

- ¡¡Nunca lo volverás a ver, nunca volverás a tu casa!! .

Juró con vehemencia.

- Hasta que sepa qué hacer contigo, te quedarás aquí!!

Aome no se defendió. Podía reivindicarse con tan sólo llamar al médico, pero no quería hacerlo a menos de que se viera obligada a ello. Cuanto más tiempo albergara Sesshomaru sus sucias sospechas, más grande sería su caída cuando se supiera la verdad; y era inevitable que sucediera. Pero ya sería demasiado tarde para que él se interesara en ser padre, puesto que nada cambiaría lo que Aome sentía ahora.
Ese era su bebé y lo llevaría a como diera lugar consigo a Inglaterra. Sesshomaru podía hacer lo que le viniera en gana. Ella había terminado para siempre con él. Además, no se podía entristecer, pues tenía que pensar en su hijo.
Aome se acomodó en las almohadas y no miró a Sesshomaru. Por fin, él salió de la habitación.

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Que les parece...

Al fin !! Para los que esperaban, ya se dijo lo del embarazo.

En fin , con mucho trabajo pero aquí esta otro capítulo. Gracias por leer y por votar hace que mi trabajo valga la pena y si gusta, me hace muy feliz.

Falta poco!!!

UNA Y MIL NOCHES DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora