Mil y una vida de amor.

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Portada principal : eliset.

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Epílogo.

El avión aterrizaba en la pista del palacio.
Sesshomaru bajo de manera rápida, y con paso seguro se dirigió a los aposentos, estaba ansioso de ver a sus dos amores.

-¿Donde se encuentra Aome?

Pregunto a Zenobia, al no encontrarlos.

- La princesa esta en los jardines mi señor, y el príncipe con su señora madre.

Sesshomaru se dirigió a ver a su mujer, ya después le daría el informe a su padre . . . y tal vez, otra noticia.
Aome se encontraba tumbada en uno de los sillones del jardín, contemplando las adelfas y la variedad de exóticas flores, con una sonrisa en el rostro.
Sesshomaru la contempló, era tan hermosa. No se cansaba de agradecer por el regalo de la segunda oportunidad de ser feliz al lado de su esposa y su pequeño hijo.
La sujetó gentilmente del brazo y la levanto. Depositando un beso profundo y necesitado, en los labios de su preciosa mujer.
Separándose preguntó.

- ¿ No le darás la bienvenida a tu señor?

Ampliando su sonrisa Aome, se puso de puntas y le dio otro beso igual de profundo.

-Pensé que regresarías mañana al anochecer.

Inquirió, mientras acariciaba el atractivo rostro de Sesshomaru.
Como lo amaba, no se cansaba de mirarse en lo profundo de su mirada ámbar, la que se nublaba de pasión ante su esposa, y brillaba con amor al contemplar a su hijo, el pequeño Zury.

Si, había sido un niño, el pequeño príncipe, que desde el primer día al ser presentado a su abuelo, Toga, este se había puesto a gritar, que era abuelo del primogénito  del príncipe Sesshomaru.
Este palideció ante la reacción exagerada de su padre, a quien no le importo llorar mientras, daba un pequeño discurso sobre la importancia de la familia. Y tomando a su nieto lo presento a la tribu que se había congregado en la sala del trono, para recibir al pequeño primogénito, del príncipe Sesshomaru.
Todas las mujeres alargaban sus manos con reverencia, como si quisieran tocarlo, los hombres entonaban cánticos en su idioma.
Era el pequeño " milagro " , algo que pensaban nunca se vería en el palacio.
10 días duraron las fiestas en honor del nacimiento. Mientras, era presentado a todas las tribus, y mandatarios de diferentes países, quienes llegaron a presentar sus respetos y  llevar obsequios, para el pequeño. El rey Toga con orgullo ,presentaba a su nuera y su nieto. Aome se vio rodeada de reverencias y muestras de respeto, era la madre del pequeño después de todo.

Terminados los festejos, Sesshomaru se los había llevado a Londres, para que los padres de Aome conocieran a su nieto. Sesshomaru en ningún momento dejo de vigilar a sus suegros, quienes dieron una fiesta para presumir a su nieto y a su imponente yerno. Aome sabia que sólo era para que su madre alardeara frente a sus amistades, típico de Subaki, su padre Takemaru se porto mas amable, y mas reservado, al ver el milagro que representaba su nieto. Después del infarto, Aome vio el gran cambio de su padre, ahora se cuidaba más y procuraba con cariño y amor a sus hermanos, no así su madre que parecía no haber aprendido la lección.

Después de tres años, tenía una gran noticia para su esposo y su familia. Estaba embarazada de tres meses, y hacia unos días le confirmaron en el hospital de Dharein, que serian gemelos. Sesshomaru ya sospechaba, pero no pudo acompañarla al chequeo, ya que tuvo que viajar a Nueva York y Ginebra, por asuntos del petróleo, que no pudieron ser pospuestos.
Esa era la razón por la que había agilizado las cosas, para llegar lo antes posible, y así ver a su esposa, y saber que le dijo el médico. Con gran expectación, decidió preguntar.

UNA Y MIL NOCHES DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora