La Rendicion y la ira.

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Portada:eliset.




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-Me complaces.
Murmuró en voz baja.

Esas palabras terminaron con la satisfacción de Aome y la hicieron volver a la realidad y odiarse. Trato de separarse, pero Sesshomaru se le adelantó.
Cuando bajó de la cama. Aome se cubrió con la sábana. La silueta de Sesshomaru se delineaba en las sombras de la tarde, era un hombre magnifico. En toda la extensión de la palabra, aun que no quisiera admitirlo. Aome hundió la cara en una almohada, la incredulidad y la vergüenza la inundaban. Sesshomaru previó su rendición, su goce. Se sentía débil y humillada.
Dios!!! Perdió el control. No se quedó con nada.

- Aome. . .


El colchón se hundió a su lado.


- Mi lecho no es un escondrijo y no eres un animalito asustado, síentate. 

Ella, notó cómo de pronto su propia cama se había convertido en la de Sesshomaru. Se volvió reacia, y quedó pasmada al ver el río de esmeraldas y diamantes que Sesshomaru tenia en la mano.

- Lo escogí para ti en Nueva York.



Le abrochó el collar con delicadeza, y se estremeció con el frío contacto de las piedras sobre su acalorada piel. Una llamada telefónica hubiera sido más barata. Aome se aclaró la garganta y susurro.

- Es fantástico.
- Hay pendientes y un brazalete que hacen juego.

Explicó.
Aome estaba invadida por la náusea al verse recompensada por haber capitulado como una concubina favorita. Lo miró con sospecha. ¿ Qué fue Sesshomaru a hacer a Nueva York? Si se hubiera atrevido, le habría devuelto las joyas diciéndole que las conservara para su próxima amante.
Se envolvió en la sabana y con dolor en sus partes pero muy derecha para que no lo notase escapó al baño.
Se miró en el espejo. Parecía ser la misma, pero sabía que nunca volvería a serlo. Miro el resplandeciente collar y se lo quitó con dedos temblorosos. El deseó la hizo perder la cordura. Pero . . . ¡ Cómo deseó a Sesshomaru! Molesta, amargada, asustada o infeliz; no había diferencia. De todos modos lo deseaba. ¿ Qué le hizo él? ¿ Qué locura la invadía cuando la tocaba?
Inmersa en sus pensamientos, se metió bajo el chorro del agua.
Un minuto después , unos brazos fuertes la abrazaban por detrás.

- Sesshomaru??


- Te puedo asegurar que nunca compartirás la ducha con alguien más.


- Tampoco quiero compartirla contigo. ¿Acaso hay escasez de agua?

- Aome, no me hagas reír.

Imploró entre risas.
Y la besó hasta hacerle perder el aliento. Parecía que el centro de gravedad desaparecía y Aome tuvo que aferrarse a él. Después no supo cuando la saco de la ducha. Sesshomaru la recostó en la suave alfombra y la tomó con pasión. Aome lo abrazó llena de deseo y todas sus inhibiciones desaparecieron frente a ese placer que la invadía. Después unos dedos acariciaron su piel sudorosa con ternura alternada con salvaje sensualidad.
Era un sueño que Aome quería censurar, del cual no quería despertar para no darse cuenta que, después de todo, no era ésa mujer . . .  Pero lo era . . .era esa mujer, indefensa en el abrazo de un hombre, hechizada por una atracción sexual tan poderosa, que la hacía traicionar los principios en los que siempre creyó.

- Sonríe!!

Un dedo le acarició el tembloroso labio inferior, Aome se apartó y se cubrió con una toalla.

-  Puede que tenga que soportar todo lo demás, pero no tengo por que sonreír.

- Repite eso.



UNA Y MIL NOCHES DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora