Natalia:
Me quité el plumífero mientras María iba a la cocina a encender la calefacción. La casa estaba helada. Helada como mi cuerpo cuando había visto cómo Mario trataba a Alba. Me llenaba de rabia ver cómo había relaciones tan tóxicas.
-Bueno, ¿qué? - María dejó su chaqueta sobre la mesa del comedor -. ¿Un porrito?
-El día que te conteste que no pégame un tiro, por favor - ella reía.
-Lo haré - notó mi cara de preocupación -. A ver si Joan nos dice pronto algo de Alba, nosotras ya le hemos dicho que se podía venir a dormir aquí, más no podemos hacer.
-Ya - me senté en el sofá, quitándome los zapatos -. Pobre, me da pena, porque ella sabe que es una relación tóxica pero le tiene tal miedo.
-Para estar metida en ese tipo de relaciones es mejor estar sola. Ahora que se tome su tiempo, que se dedique ese tiempo a sí misma y que se distraiga. Le va a venir de lujo.
-Parece que la conociéramos de hace mil años - me reí.
-Bueno, ¿Beret se ha fijado en ti? - me encantaba cuando intentaba cambiar de tema. Era una mujer de mente rápida.
-No lo sé, algo me dice que no - me llevé una mano al pecho, haciéndome la dolida.
-Algo me dice que tú tampoco te has fijado en él - abrió la caja que teníamos sobre la mesa y sacó un pequeño paquete de plástico.
-¿Me he fijado en vos pues? - le ayudé a abrir el paquete mientras ella sacaba las papelas de su riñonera.
-No, no. Era rubia pero no era yo - mierda, sí que se había dado cuenta.
-¿Qué dices tú? Loca - intenté disimular, levantándome a por una litrona -. He pasado el mismo tiempo con Alba que tú.
-Sí, pero le has comido con los ojos como diez veces más que yo - asomé mi cabeza por la puerta de la cocina.
-Guapa es, no me digas que no.
-Sí guapa es, yo no te digo que no.
-Pues eso.
-Pues eso.
-¡Ay María! - noté cómo se enrojecían mis mejillas -. Coño, sí, tengo ojos, no estoy ciega. Pero no he hecho nada a posta ni me he comportado de forma distinta con ella, ¿verdad que no?
-No, eso es verdad.
-Pues eso.
-Pues eso - volví a resoplar.
-Bueno, ¿el porro para cuando? - noté mi móvil vibrar en el bolsillo. Número desconocido -. ¿Sí? - no se oía nada -. ¿Hola?
-¡Natalia! - podría reconocer esa voz aunque solo la hubiera escuchado una vez en mi vida.
-¡Alba! - María se levantó del sofá, acercándose preocupada, yo también lo estaba -. ¿Estás bien?
-Mejor que bien - sonreí -. Buah, qué gozada. Perdona si te he asustado. Bueno, a ver, a ti qué te va a asustar si no somos amigas - decidí hacerme la sorda -. ¿Natalia?
-Sí, dime, perdona, dime.
-Pues que perdón por llamar, que podría haber llamado a otra persona pero necesitaba que supieras que estoy bien, me has ayudado mucho, gracias.
-Ven, anda.
-¿Qué? - parecía sorprendida.
-¡No seas tonta! Te coges una muda, una camiseta para dormir y te vienes para acá. Ya que estás tan bien, comparte tú felicidad que quiero conocer a la Alba feliz - podía notar su sonrisa a través del teléfono, yo también lo estaba haciendo.
-Tía pero justo le he dicho a Joan que se podía ir a casa, el metro está cerrado, hace mucho frío.
-María podría ir a buscarte en coche - María me miró, burlona, apagando el porro que acababa de encenderse entre sus labios -. Pero no vengas, si no quieres.
-Sí, sí, voy - parecía una niña pequeña, era verdaderamente adorable.
-Vale, mándale la dirección a Mery y va a por ti.
-¿Tú no vienes?
-Te espero en casa, con pijamita puesto.
-Qué sugerente - ¿what? Qué acababa de decir. Volví a hacerme la sorda.
-Recuerda que como no soy tu amiga y que no me importas al igual estoy dormida cuando vengas.
-Sé que estarás despierta hasta que un par de litronas y un porro no se hayan consumido.
-Puta - me reí y colgué.
-A sus órdenes, madame. Porque me ha caído bien a mí también que si no a mí nadie me apaga el porro señora.
-Te amo - le agarre por los mofletes y planté un beso corto en sus labios como muchas veces hacía.
A la media hora las llaves de la puerta sonaron, yo me levanté del sofá en el que me había quedado medio dormida y me mire en el espejo del salón, me coloqué el pelo y me volví a sentar. "Parece que tienes 6 años tía", me reí con mis notas mentales.
-Ha llegado a su destino, por favor tenga cuidado de no introducir el pie entre el vagón y el andén. Gracias - María siempre tan graciosa. Alba no paraba de reír, parecían extremadamente felices. Yo empecé a reírme también, la voz de Alba al hablar era maravillosa pero al reírse ya era la octava maravilla del mundo.
-Hola, churri - se acercó y me dio dos besos, yo la abracé.
-Buenas, ¿qué tal el viaje? - ¿Qué tal el viaje? ¿DE VERDAD NO SE ME OCURRÍA NADA MEJOR?
-Pues se me ha hecho corto y todo.
-A mí eterno - dijo María tirándose al sofá -. ¿DÓNDE ESTÁ MI PORRITO, MI PORRITO DÓNDE ESTÁ?
-Por Dios, bebé ven - Mery y yo siempre estábamos con coñas, me acerqué a ella, se sentó sobre mis piernas, cogí el porro del cenicero de la mesilla y lo introduje en sus labios -. Venga, toma, es por tu bien - mire a Alba que me me miraba sonriente -. Qué bien te sienta estar soltera, amiga.
-¿A mí? - se puso colorada como un tomate -. ¿Qué va? O sea debo de tener unas ojeras y un todo.
-Estás guapísima, créeme - gracias María, siempre te estaré agradecida por tener el mismo gusto que yo y así poder darme la razón. Sobre todo la estaré agradecida por no hacerme quedar como una loca del coño soltándole a Alba tantas cosas de golpe.
-Gracias - SILENCIO INCÓMODO -. Qué guay la casa, es muy bonita,o sea, a ver.
-Suéltalo ya, por favor, que a mí me lo ha contado antes Miki y necesito oírlo de ti.
-¿El qué?
-Es que ya decía yo que me sonaba muchísimo - dijo María -. ¿Yo no te sonaba?
-Es que ahora llevas el pelo mucho más rubio.
-Por favor me siento estúpida, ¿podéis hablar ya?
-Que Joan al principio del todo, esto es, hace dos años, se la trajo un par de noches a casa - miré a Alba, con los ojos saliéndome de las órbitas.
-¿Tú y Joan? - me reí -. Perdona, perdona, pero es que es tal peluche que no me lo imagino. O sea menudo par más achuchable - volví a reírme, Alba me golpeó.
-Sí, por Dios, yo acababa de llegar, estaba sola y le conocí y, coño, pues si ya que estábamos nos dábamos más cariño de la cuenta a mí me venía de puta madre y a él también.
-¿Y por qué no cuajó la cosa?
-Hombre que si cuajó. Es mi mejor amigo, es como mi hermano de Madrid. Además yo conocí a...
-Bueno que sí, que cambiamos de tema - dijo María al darse cuenta de lo que le costaba nombrar a Mario -. Fuma, hija, fuma - y le pasó el porro.
Pasamos la noche entre risas y más risas. Cayeron dos litronas, 1 porro y 10 cigarros. Alba era maravillosa, solo podía pensar eso de ella. No pude evitar pensar, cuando dijo lo de Joan, que qué suerte tenían algunos. No sólo por compartir cama con ella, que también, sino por contar con ella en su vida. Era simplemente eso, maravillosa.
Nos retiramos a dormir. Alba dormiría con María ya que esta tiene la habitación con la cama más grande, además, las dos son pequeñitas, yo no. Me gustaría haberla dicho que durmiera conmigo, pero la primera que se tenía que aclarar era yo.Si os añadís mi historia a la biblioteca me haría mucha ilusión que me lo comentarais.
ESPERO VUESTROS COMENTARIOS. Estoy intentando ver cómo de rápido quiero que suceda la historia. Los capítulos se irán alternando entre Natalia y Alba.¿Creéis que Alba estará igual de confusa o que lo tendrá todo mucho claro? ¿Habrá beso pronto?
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LA VIDA EN TU SONRISA || ALBALIA
RomanceAlba (21 años, Elche) y Natalia (19 años, Pamplona) dos jóvenes destinadas a encontrarse, ambas viven actualmente en Madrid. Mismos personajes que OT 2018, distinto contexto ALBALIA