CAPÍTULO 6

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Alba:

No me lo podía creer. La tía en la que llevaba pensando las 24 horas de mi día a día desde que la conocía me había declarado su amor. O algo así. No sabía si el alcohol había ayudado a ello o no, pero lo había hecho. 

Justo hacía dos días que había hablado con Joan de ella:

-A ver, sí, es bisexual, así que oportunidades tienes. Además, siempre ha dicho que le atraen muchísimo más las mujeres.

-Sí, pero eso no significa que la atraiga yo.

-Pues yo por cómo te miraba diría que sí.

Había intentado no hacerme ilusiones porque no quería llevarme el chasco. Además, acababa de romper con Mario y no quería que Natalia se sintiese utilizada. Alba, reacciona.

- Tengo algo que contarte - Natalia me miró preocupada y se sentó en el banco como si le fuera a comunicar la muerte de alguien -. A ver, no es nada preocupante.

-¿Has vuelto con Mario?

-A ver, churri, te he dicho que no es nada preocupante así que no. No he vuelto con Mario ni lo voy a hacer, es más, gracias a Dios parece que él tampoco va a intentar volver conmigo.

-¿Entonces?

-Pues que no quiero que hables tú y yo no pueda decir nada.

-¿Qué?

-¡Cállate coño! - vale, eso sí que había sido el alcohol -. Que soy yo la que está loca por ti, no digo enamorada, no digo enchochada, porque no sé qué cojones es. Solo sé que desde que te conozco no puedo dejar de pensar en ti cada segundo y en qué estarás haciendo. Que me embobas - Natalia se quedó callada, no dijo nada, sacó el paquete de tabaco de su bolso y se encendió otro. Me senté a su lado. Ninguna de las dos hablaba. Debió de pasar media hora.

-Amores, vámonos, que Carlos y Julia ya andan muy cansados y la gente se está empezando a largar - María salía con el abrigo de Alba en la mano -. ¿Todo bien? - ¿todo bien? no, nada bien. Exactamente, ¿qué había pasado? Me preocupaba que realmente Natalia fuera borracha y nada de lo que hubiera dicho fuera real porque lo mío sí que lo era y ella ya me había escuchado, no había marcha atrás.

-Sí - contestó Natalia -. Aquí, Albita, contándome sus batallitas de Elche - ¿qué?. Definitivamente tenía ganas de llorar, no sabía qué había pasado. Solo sabía que por fin había sido capaz de decirle a Natalia lo que estoy empezando a sentir por ella y ella no había sido capaz de continuar la conversación. La miré mal, queriendo que se diera cuenta de la situación.

-Conduzco yo, María, que tú vas un pelín tocada. Así me despejo - me ofrecí.

-¿Segura? - dijo Pablo, que no sabía conducir.

-Sí, siempre llevo el carnet encima así que no pasa nada.

El camino de vuelta a su casa se me hizo eterno, cuando apenas quedaban unos 10 minutos para llegar paré en un semáforo, Pablo dormía a mi lado, María estaba detrás dormida, apoyada en Natalia y esta última miraba con los ojos bien abiertos por la ventana.

-No vas a decir nada más en toda la noche - me atreví a decir.

-Alba, no es el momento - dijo señalando a María.

-Ya, pero es que cuando era el momento las dos nos hemos quedado mudas - normalmente no me atrevería a hablar así a alguien pero es que lo necesitaba. Natalia no contestaba -. Os dejo en casa y me cojo un taxi hacia la resi.

-No hagas eso - alargó su brazo hasta acariciarme el hombro. Le quité la mano. El semáforo nos permitió continuar -. Alba, lo siento. En serio, perdón.

LA VIDA EN TU SONRISA || ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora