CAPÍTULO 7

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Natalia:
Despertarme a su lado me hizo sentir extremadamente en calma.
Alba dormía plácidamente y yo me permití observarla. Eran tan guapa. Sus ojos eran bonitos hasta cerrados.
Miré el móvil : las 12:30. Oí un ruido en el salón.
-Albi - acariciaba su brazo -. Albi, son las 12:30, te aviso por si acaso tienes que ir a la residencia o algo - nada, Alba no se despertaba.
Fui hacía el salón donde María se encontraba haciendo limpieza. ¡Mierda! Los domingos teníamos planificado limpiar la casa. María hacía la cocina y el salón y yo los baños y las terrazas. Además cada una limpiaba su cuarto.
-Buenos días bollera - me dijo -. ¿Qué tal ayer?¡Eh! Pillina...
-Que tonta eres cuando quieres - fui al baño a lavarme la cara -. Ayer no pasó nada de nada, arreglamos la disputa y fin.
-¿En serio? - asomó su cabeza por el marco de la puerta.
-En serio.
-Pero, ¿tú querías que pasara?
-No. Bueno, no sé. No.
-No pareces muy convencida.
-Hemos decidido ir viendo a qué va llevando nuestra amistad. Si se queda en amistad nos seguiremos queriendo, y si avanza, también.
-Me parece de puta madre, la verdad - me abrazó -. Oye, y si cae algún polvo de vez en cuando pues que caiga - golpée su brazo.
-Ahora limpio - pensé en Alba -. Voy a empezar por los baños.
Pasé el resto de la mañana entre productos de limpieza y grifos. A las 15:00 llegó Pablo con comida china para todos. Un par de botes de arroz, otro par de tallarines, carne, pollo y verduras variadas. Me di una ducha rápida me puse únicamente mi jersey favorito y mi tanga. Fui a avisar a Alba por si se quería despertar para comer.
-Albi - me monté sobre ella -. ¡Alba coño!
-¿Qué hora es? - no podía ni abrir los ojos.
-Las tres, amiga - Alba se sorprendió, sentándose en menos de una milésima de segundo, haciendo que me cayera al suelo.
-Pero, ¿qué haces?
-Ay, perdona - comenzó a descojonarse -. Coño, que pensaba que era pronto. Pero, vamos, que yo encantada aquí. Vuelve a ponerte donde estabas si quieres.
-Tú puta madre. Me va a salir un moratón - me hice la enfadada -. A comer. Que hemos pedido comida china.
-¿Hay verduras?
-¿Eres vegetariana?
-Sí.
-¿No comes nada de carne?
-Bueno - me agarró del jersey. Era imposible lo guapa que se levantaba -. Iba a hacer una gracia pero no me ha salido - volvió a reírse. Amaba su risa.
-Hazla - me monté sobre ella.
-No, era una gilipollez - comenzó a pasar sus manos por mis muslos -. Eso de llevar pantalones en invierno no te va, ¿no?
-Es que ponérmelos para quitármelos... - no sé qué me pasaba pero me iba a dejar llevar.
-¿Y por qué te los ibas a quitar exactamente? - se fue acercando a mí poco a poco. Me senté un poco más centrada. Comencé a besarle el cuello. Me estaba gustando demasiado.
-Nat, no empieces algo que después no puedas parar... - la miré a los ojos.
-¿Y crees que quiero parar?
Acto seguido me agarró del cuello y comenzamos a besarnos apasionadamente. Nuestra lenguas jugaban, excitadas. Sus manos se posicionaron en mi culo y lo aplastaban. Ambas estábamos muy excitadas y no nos podíamos controlar. Le quité la camiseta y comencé a besarle los pechos, con delicadeza. Me agarró y cambiamos posiciones, yo abajo y ella arriba.
La puerta se abrió bruscamente.
-A ver, dormilona, que se enfría la comida. ¡HOSTIAS! - María cerró la puerta tan rápido como la había abierto. Alba apoyó su cabeza en mi pecho. Nos reímos.
-¿Vamos a comer entonces? - pregunté.
-Vale, ya si eso después tomamos el postre.
-Te puedo asegurar que me voy a quedar con hambre - la abracé. Ella me sonrío, picarona.
Comimos los cuatro juntos. Bajo la atenta mirada de María que, de vez en cuando, no podía evitar reírse.

Corto pero intenso. Se viene capítulo lleno de emoción. ¿Sigo? Os veo en próximo.

LA VIDA EN TU SONRISA || ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora