Capítulo 35: Más piezas para el rompecabezas

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***Steiner***

Después de haber interrogado a Bucker y Jael necesitaba dormir un poco. Me metí en el auto, en el estacionamiento de la comisaría. Tenía que recuperar fuerzas, pues mañana nos esperaría un día durísimo. Tenía que darle indicaciones a Aisha, indicaciones que ya tenía planeadas desde antes.

Aproximadamente a las cuatro de la mañana Aisha llegó, tocándome el vidrio del auto. Desperté, con un dolor en el cuello de la mal dormida. Me restregué los ojos mientras abría la puerta del auto. Aisha estaba pálida, se veía asustada. Hacía mucho frío, la madrugada hacía expresaba su reserva de frío, todo parecía indicar que iría a ser un día tedioso como el resto.

—Métete muchacha, hace mucho frío —comandé abriendo la otra puerta.

Ella se adentró, cerró la puerta. Encendí la calefacción y puse la cobija roja con la que me cubría en la parte trasera del auto. Aisha se quitó los guantes y su bufanda, dando un respiro inquieto. Estuvo en silencio un par de minutos mientras yo terminaba de despertarme y quitarme las lagañas.

•—Empezar Música (Sad piano - the silent winter of our hearts)—•

—Él... lo he visto a él... —mencionó cortando el profundo silencio.

—¿A... él? —cuestioné. Me volteé hacia ella con una cara de intriga, arqueando las cejas.

—Mejor dicho... él me ha visto... nos vimos... él... estoy segura de que no es él. Estoy cien por ciento segura de que no lo es. —Estaba confundida, hablaba rápidamente.

—¿Qué sucedió? —Abrí la ventana mientras encendía un cigarrillo—. ¿Viste al encapuchado?

—No era él. Eso es lo que quiero decir. ¡Estoy segura! Él... jamás diría tales cosas. Habló sobre un juego, como si fuera nuestro enemigo y supiera lo que intentamos averiguar. ¡Él nunca haría eso! —golpeó el asiento—. Te prometo... que él no es a quien conocí en el pasado.

—Las personas cambian. —Golpeé el cigarrillo, lanzando unas cenizas hacia la calle mientras exhalaba el humo de mis pulmones... al mismo tiempo que varios recuerdos fluían por mi mente—. Las personas cambian, y muchas veces es para mal.

—Steiner... sé que soy una agente especial y no puedo actuar conforme a corazonadas. Sé eso perfectamente, pero... te puedo asegurar que esta persona no era la misma. ¡Es imposible! —gritó ella, cerrando los ojos con fuerza. Sabía que ella deseaba que todo fuera un sueño.

—Te tengo noticias, niña. —Lancé el cigarro a la calle—. Sé, por la manera de la que hablas sobre esta persona, que debió de ser especial para ti. Pero también sé, que por cercanas que sean las personas a ti, no quita que se puedan convertir. Lo siento, pero una buena dosis de realidad no hace mal de vez en cuando.

—¡Steiner! —Aisha alzó la voz. Una lágrima cayó por su mejilla, la cual fue limpiada inmediatamente después—. Si supieras lo que yo se sobre él, no dirías estas cosas tan horrendas.

—Lo que digas Aisha, acá lo que hablan son las pruebas. Si lo que dices es cierto, con más razón tenemos que atrapar a ese maleante. Pronto aparecerá de nuevo, mientras tanto, tengo pendientes que debo de aclarar en esta ciudad. —Revisé el celular, tenía veinte llamadas perdidas de la comisaría—. Mierda...

Un policía tocó la ventana del auto. La abrí de inmediato.

—¿Qué se te ofrece? —Estaba preparado para las malas noticias, era obvio que no me llamarían tantas veces en tan poco tiempo.

—Tenemos un problema... que no es sobre criminales esta vez —declaró el policía—. Necesitamos que vengan ambos, no tenemos idea de cómo lidiar con esto.

El Juego Macabro (#2 En actualización) - GRATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora