Sé libre

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13/09/18

Me he pasado tantas noches sin dormir. ¿Puedes verlo? Las ojeras debajo de mis ojos aún no se han ido.
Sé que ya no te hago sentir estrellas en el estómago, a decir verdad, yo tampoco imagino constelaciones cuando pienso en la persona que eres ahora.
No podría decir si estoy enamorada de los recuerdos, aunque es imposible, sólo diré que me gusta evocarlos de vez en cuando. Pero eso es todo; recuerdos del pasado que hace tiempo quise borrar pero que ahora sé que van a quedarse, que les he abierto las puertas de mi corazón y les he puesto una repisa en la estancia principal para poderlos exhibir como valiosas medallas de batallas perdidas, para poderlos tener al alcance en esos días que más aburrida estoy. Porque son parte de mí y de qué serviría ocultarlos.

Recuerdos y ya, como fotos desgastadas, como canciones viejas que te llevan de regreso al momento justo donde encajaban tan bien, como una carta donde los sentimientos quedaron expuestos, impresos. Fíjate bien, todavía huele a lágrimas y a duda, todavía conserva un poco de resignación y de bajas expectativas en el futuro (futuro que el día de hoy se ha convertido en el presente). La carta que fue escrita con la tinta de una pluma triste, melancólica y solitaria que se pasaba las noches debatiéndose lo que debía escribir.

Pero obsérvala de nuevo, sólo una vez más. ¿Recuerdas? Quizá sigas sin creer que te mereces el universo con cada una de sus malditas estrellas, quizá creas que él es tu universo, con estrellas y todo. Quizá ni siquiera lo has pensado o quizá te sientas conforme con lo que te da.

Quizá, quizá, quizá. Dejaría de vivir en el quizá si tan sólo te lo preguntara, pero, ¿para qué? Si en un homicidio la víctima ya no puede contar su versión de los hechos. Si todo se pierde cuando el gatillo es jalado y atraviesa el cuerpo para liberar el alma.

Lo he jalado y te he liberado, ya no hay rencores, ni esperanzas, ni lágrimas. Jalé el gatillo y atravesó tu imagen, liberó los universos con todas sus malditas estrellas, fue más allá de vaciar los triángulos- los rompió en mil pedazos.

Y ahora, luego de todas esas noches, sólo me queda la certeza de que mereces que él te ame, que son el uno para el otro. Que a veces hasta un pedazo de carbón nos puede parecer el diamante más hermoso mientras lo veamos con cariño.

Aceptamos el amor que creemos merecer, sí, y yo creo que tú lo mereces a él y él te merece a ti.

Pensamientos De MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora