XII. Narciso

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Nadie diría que ir a clase es el mejor remedio para dejar de darle vueltas a algunas cosas.

Aunque lo cierto es que esta no es una clase cualquiera.

La señora Paltry no ha llegado, por lo tanto (cómo no) aquí estoy, dándole vueltas a ese último encuentro.

Ese callejón, otra vez.

Pero con un miedo muy distinto.

He enseñado mis cartas demasiado pronto.

Pero bueno, no hay mejor manera que regodearse en la autocompasión mientras apoyas la cabeza con un quejido en la mesa a la par que oyes como la sala se va llenando de gente.

Que apenas escuchas y que no puedes ver.

Por fin un poco de ruido más allá del que hace mi propia cabeza.

¡Ay!

Creo que eso no es producto de mi imaginación. Alguien me ha tirado del pelo.

Será Chani, Alex, Rosa...

O no.

Es un chico con pelo rubio y mirada a juego.

Pongo los ojos en blanco y vuelvo al cobijo de mis brazos, la superficie de la mesa aún está caliente.

No me da tiempo de verlo sonreír.

Aunque ya se me ha empezado a acelerar el corazón.

- Yo que tú me iba despertando, la señora Paltry ya está aquí.

Esa voz no es de Nathaniel.

Ahora sí que me enderezo como un resorte y... vaya, creo que era más feliz en mi mundo de oscuridad.

A un lado él, con cara de suficiencia.

Al otro, su hermana que me sonríe con amabilidad.

- ¿Estás bien?

- Oh claro, estaba... descansando la vista.

Su hermano suelta un bufido.

- Oye, tú, estate calladito, no voy a permitir que me montes una escena.

- Te he prometido que te acompañaría a clase, no que fuera a tener un comportamiento ejemplar.

- ¿Sabéis qué? Creo que será mejor que me cambie de sitio para que podáis hablar tranquilos.

- ¡Chicos! Silencio por favor. – la señora Paltry me mira, y con un gesto me indica que me siente- Vamos a escoger el tema de hoy ¿Alguien quiere proponer algo o mejor saco uno de la caja?

- ¿De qué va esto? ¿Ahora son los alumnos los que llevan las clases en vez de prepararlas los profesores?

Lo ha dicho en voz alta.

Y soy perfectamente consciente de que todo el mundo lo ha oído cuando algunos empiezan a girarse en nuestra dirección.

Genial.

Simplemente, genial.

- Cállate, Nathaniel. No me seas crío.

- Ni mi siis crii.

Que alguien me saque de aquí.

- Bien, viendo que prácticamente os estáis peleando por participar voy a sacar un papel de la caja.

Y así lo hace.

- "Cómo colocar un preservativo."

Algunos ríen, otro se sonrojan.

Rewrite [Nathaniel, Corazón de melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora