Rewrite [Nathaniel, Corazón de melón]

X. Boreas

¿Qué es lo primero que una dice cuando llama al teléfono de una estrella de la música en ciernes? ¿Qué es lo más adecuado cuando vas a hablar después de 4 años con un compañero del instituto con el que no te llevas mal pero tu (EX) novio odia?

- Esto... ¿Castiel?

- Sex-shop El dildo deslumbrante, ¿en qué puedo ayudarle?

¡¿Pero qué tipo de broma de mal gusto es esta?!

Oh, por supuesto, sólo podría ser idea de Castiel el apuntarme el número de algún sitio... perturbador como si fuera el suyo.

JA.

Muy divertido.

Será desgraciado.

- Lo siento, me he equivocado.

Alguien rompió a reír al otro lado de la línea.

- ¡MC! Espera, no cuelgues ¡Que soy yo! Ojalá hubiera podido verte la cara.

- Tú nunca cambiarás, ¿verdad?

- Por suerte o por desgracia, no.

- Fantástico.

- ¿Pasa algo?

- No sé, fuiste tú el que me diste tu teléfono. Y aquí estoy yo, llamando.

- ¿Te apetece quedar o algo?

- Vale ¿Cuándo?

- ¿Por qué no ahora? Mi agenda de súper estrella me tiene bastante ocupado.

- Mismo... Vamos a la cafetería donde curro, así tomamos algo y luego yo engancho mi turno.

Y así quedamos.

En la mesa junto a la ventana, hablando de todo y de nada.

Es entonces cuando me entero de lo de Lysandro, tema que Rosalya había evitado hasta el momento. Es... descorazonador, pensar en alguien tan joven que ha tenido que renunciar a todas sus aspiraciones por las circunstancias en las que le ha tocado vivir. Hacerse cargo de una granja de buenas a primeras tras el fallecimiento de ambos padres no es fácil cuando apenas tienes 20 años.

Se me debe notar en la cara, porque Castiel enseguida interviene.

- Tampoco te pongas así, está estudiando a distancia. Seguramente le lleve más tiempo, porque lo tiene que compaginar con los asuntos de la granja y tal, pero ya sabes cómo es él.

Lo cierto es que no lo sé. El Lysandro que yo conozco era reservado y tranquilo, le gustaba hablar de arte, música, poesía... pero dejando de lado todo asunto personal.

- ¿A qué te refieres?

- Tiene mucha paciencia y no le importa esperar si es por algo que realmente quiere.

- Eso le honra.- doy un sorbo al café y me preparo para hacer la pregunta que me ronda la cabeza desde que lo escuché tocar.- Quizá es un tema que no me compete pero...

- ¿Vas a preguntarme por qué no está en mi grupo?

- Me has pillado.

- Sinceramente, cuando empezamos ambos éramos unos críos a los que les gustaba hacer el tonto, no teníamos pretensiones en ese sentido, al menos él, disfrutaba escribiendo y dando forma a nuevas canciones. Cuando pasó lo de su padre llegó el momento de que cada cual siguiera con su vida. Fue su decisión, por mucho que intentase convencerlo de lo contrario.

- Es una pena.

- Eh, si tanto te preocupa Lysandro, ¿por qué no vas un día a verle?

- ¿Qué?