VII. Después del baile

2.2K 210 166
                                    

¿Sabes? He tomado una (sabia) decisión.

Va en serio.

Y sí, me refiero a él. A Nathaniel.

En fin, la cosa es que creo que lo mejor será dejarlo fluir entre nosotros y no darle más importancia de la que tiene.

Quiero decir, ambos somos adultos y estamos solteros, no tenemos que rendirle cuentas a nadie, tan sólo... divertirnos, supongo.

Y si en algún momento hay que detenerse debido a los azares del destino, entonces hablaremos, pero lo cierto es que no es el caso. Que yo sepa.

Y si lo es, por su parte... digamos que ya pagará las consecuencias.

Muy maduro todo por mi parte. Lo cierto es que estoy bastante sorprendida con mi determinación.

Aunque debo añadir que está empezando a flaquear, ahora que estoy completamente vestida y arreglada para el concierto de esta noche.

Nuestra (supuesta) cita.

Pero ha pasado ya un rato de la hora asignada y... no viene.

¿Dejar plantado a alguien supone rendirle cuentas después? Quiero decir, todo estaba controlado hace un momento, todo iba bien, todo estaba claro... JA.

Evidentemente, no tenemos nada, ¿no?

Pero todo esto fue idea suya ¡Maldita sea! Que apechugue con las consecuencias.

Me siento como una pintura del XIX, de esas que muestran a chicas completamente emperifolladas, dispuestas a darlo todo en la pista de baile, a dejarse cortejar o intercambiar confidencias vestidas en sus pomposos atuendos. Claro que muchos de ellos representan el momento posterior a la danza, cuando están cansadas, decepcionadas o, por el contrario, leen con ilusión una nota escrita a manos de su enamorado.

Yo no tengo ni nota, ni abanico, ni enamorado. Por no tener, no tengo ni fiesta a este paso.

Y el cabreo empieza a demudar en cierta tristeza, lo que no deja de ser preocupante.

Creo que será mejor que me vaya.

Sola.

Alguien me encontraré en la sala.

Pero sola, al fin y al cabo.

"Es una cita."

Métetela por donde te quepa, engreído estúpido.

Abro la puerta y me encuentro con unos ojos de ámbar.

- ¡MC! ¡Justo a tiempo!

¿Disculpa?

- ¿Justo a tiempo?

- Ya sabes, la puerta, tú, yo... ¡El destino!

- Nathaniel, pasan 20 minutos de la hora que acordamos.

- ¿En serio? - Mira su muñeca, donde, evidentemente, no hay nada. – Ups.

Pongo los ojos en blanco.

- Lo siento.

- ¿Te crees que con eso basta?

- Lo siento mucho.

Paso de largo, y nuestros hombros se rozan.

Sigo adelante sin darme la vuelta.

- ¡Mi querida Julieta! ¿No podrás perdonar a este pobre individuo? – su voz me detiene, y a lo que me doy la vuelta, lo encuentro de rodillas en el suelo, las manos sobre el pecho. - Aquí pondré mi descanso eterno y sacudiré el yugo de las estrellas enemigas quitándolo de ésta carne harta del mundo. ¡Ojos mirad por última vez! ¡Brazos dad vuestro último abrazo!

Rewrite [Nathaniel, Corazón de melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora