En resumidas cuentas: la mañana de Namjoon había sido desastrosa.
— ¡Jonnie!
— ¡Atrás, demonio, atrás!
Ambos estaban vestidos respectivamente solo en ropa interior, ella intentando llegar a él por las buenas y él intentando frenarla usando su escoba como arma.
Se negaba rotundamente a dejar que la chica, si es que eso era, se le acercara otra vez. Tenía miedo, como la gallina que era en su niñez, y la chica estaba de lo más normal con todo el asunto, riendo sin sentir la obvia tensión e incomodidad en el moreno.
— ¡Vete, esto es de locos! ¡Debo estar soñando!
Esas palabras no le gustaron, lo demostraron sus cejas fruncidas y el gruñido animal que salió de esa pequeña boquita rosada, que, sin venir al caso, recordaba que sabía a melocotón.
Y él amaba el melocotón.
— Baja eso, Namjoon. El juego terminó. —su voz seguía siendo suave y femenina, pero el tono demandante y amenazador que le acompañaba puso sus pelos de punta, haciendo caso omiso a la orden dictada. — No me obligues a ser la mala del cuento, te lo advierto.
— ¿Q-qué harás? —estaba pálido, caminando de un lado a otro usando el sofá a su favor para mantenerla lejos de su persona.
Era sumamente extraño, y loco, estar sintiendo un peso apabullante diciéndole que obedeciera, que ninguno de los dos quería problemas con ella. Y eso era lo peor, porque Namjoon creía oír una voz en su cabeza...
Con forma de lobo.
— Vamos, vamos... deja eso, Jonnie. Déjalo. —por poco obedece, en cambió corrió hasta la puerta principal, siendo lo último que escuchó antes de cerrarla por fuera un "¡Kim Namjoon!".
No miró atrás ni se quedó a esperar el elevador, bajó corriendo las escaleras aunque estuviera en un séptimo piso y por poco le da un ataque al corazón.
Abrió la puerta de su auto y arrancó a máxima velocidad, directo a la casa del único amigo que sabía no le tomaría por loco cuando le contara lo que estaba sucediendo.
Era loco, demasiado para su pobre corazón.
Ni bien llegó a la casa de su amigo aparcó donde fuera y corrió hasta la entrada, tocando con insistencia la puerta hasta que fue abierta por la pareja de éste. Ignorando su saludo y reclamo, se adentró a la casa directo a la habitación que compartían. Abrió sin tocar, para nada sorprendido de verlo aún en pijama y jugando Candy Crush en su Tablet, la cual el moreno le quitó para tener su completa atención.
— ¡Ey! Estaba por pasar ese nivel.
— Esto es más importante que ganarle a tu novio en ese tonto juego. —el mencionado entró en la habitación, mirando al intruso con una ceja alzada que su pareja reconoció como enfado. — Una loca me persigue.
— No sería la primera.
— Hablo en serio, ésta loca cambia sus ojos de color. —el amigo, rubio teñido, le miró sin sorprenderse, bostezando para colmo del pelirrosa. — ¡Los vuelve rojos! ¡Mira cómo me dejó la espalda!
Ni bien se quitó la camisa que había logrado ponerse mientras manejaba, a diferencia de los inexistentes pantalones, el grito de su amigo lo asustó más que la loca con la que se acostó. — ¡Estás marcado, largo! ¡La traerás aquí!
— ¿¡De qué hablas Jackson!? ¡Deberías estar compadeciéndote de mí, no correrme de tu casa! ¡Mark, dile algo!
— ¡Estoy de acuerdo con Jackson, fuera! ¡Apestas a tu pareja!
Desorientado por sus amigos, no supo cómo reaccionar por su traición.
— ¡Ustedes saben algo!
— ¡Sí, buena suerte con tu Alpha!
Su mundo estaba dando demasiadas vueltas, y todo empeoró cuando en la entrada de la casa estaba la misma chica, vistiendo su overol y con sus ojos rojos dándole un aire aterrador a su pequeña carita de ángel.
No supo quién gritó más, si él o sus amigos.
Debió haber sido él.
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Pink Lips (KNJ) #4
FanficNamjoon era el típico chico sexy e inteligente, el pervertido que no tenía pudor al decirte lo caliente que lo ponías solo para conseguir un acostón que le bajara las hormonas alborotadas, al menos por ese día. Pero vaya que nunca imaginó que por...