D i e z

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— ...Así que por eso estabas en la biblioteca.

Era cerca del mediodía cuando los tres, incluyendo a un nervioso Namjoon, habían regresado a la casa del Alpha.

Adam no lo había querido soltar desde su encuentro en la biblioteca, donde el pelirrosa, apenado, les explicó todo su enredo existencial y el miedo palpable que Jackson había instalado en su corazón. Y siendo el niño bueno de siempre, su pequeño cuñado se había dado la libertad de ayudarle.

Después de todo el mundo de los cambia formas solía ser complicado.

— Jaebum, ¿Puedes traernos algo de comer?

Aquel imponente hombre aceptó y se retiró de la habitación del señorito, que en realidad era un poco mayor que Namjoon pero que gracias a su apariencia delicada y femenina parecía apenas un adolescente.

Con señas invitó al moreno a tomar lugar en la cómoda cama, mientras él buscaba algo en especial que lo ayudara a sacarlo de aquel lío en que se había metido.

— Es bueno que por fin mi hermana te haya encontrado.

— ¿A sí?

— Sip. Decía que sus sueños contigo eran cada vez más frecuentes, y la mayoría de ellos no le gustaban porque siempre tenías una o dos mujeres humanas en tus brazos. —lleno de vergüenza y sorpresa, se atragantó con su propia saliva, sin creer lo que estaba oyendo. — De no ser por el tratado de paz con los humanos, todas las mujeres que pasaron por tu cama estarían muertas.

— Oh por dios...

— Lupus.

— ¿Eh?

— Cada vez que llames a dios, debes decir "Lupus" o "Madre Luna". Esos son nuestros dioses... ¡Aquí está!

Ignorando la pequeña reprendía de su cuñado, siguió pensando e indagando en su mente si realmente toda mujer que se acostó con él seguía viva. Y es que, realmente se había asustado con esa información. De ser real él habría acabado con media población femenina francesa solo por andar de caliente.

Sintiendo un nuevo peso en la cama, salió de su mundo y prestó atención al libro que llevaba el castaño en manos. Éste era más delgado que todos los que había encontrado en la biblioteca, incluso se veía menos desgastado y antiguo, si no tomabas en cuenta los decorados infantiles en él.

— Presta mucha atención, porque todas esas ideas en tu cabeza van muy mal encaminadas.

— ¿En serio?

— ...Bueno, al menos la mayoría.

Abrió el libro con dramatización y lo cerró de igual forma, mirando por primera vez al moreno de manera seria y frívola. Namjoon no entendía, así que esperó en silencio a que su cuñado hablara de buena vez y no le provocara un infarto por estar esperando.

— Pero primero... necesito que hagas algo por mí.

— ¿Uhm?... ¿Qué sería?

— ...Necesito que descubras por qué me han estado siguiendo desde que tú entraste en la manada.

Eso no se lo esperaba, menos que unas manos aprisionaran su nariz y boca con un trapo humedecido, que, si su paranoia no fallaba, era bastante obvio que era cloroformo y que él se había metido en definitiva en el peor de los problemas.

Lo último que vio antes de caer desmayado, fue a su cuñado cruzar sus brazos mientras sonreía satisfecho.

Fue la sonrisa más macabra que había visto, superando a la de su madre.    

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Pink Lips (KNJ) #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora