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Salí de ese lugar asustada, a la orilla de el mar, me senté calmando mi respiración y mis palpitaciones, al menos la brisa era bella y eso me relajaba bastante, no quería ver a Michael, no ahora... Me estaba asustando y se suponía que esto no debería pasar, cuando me robó me había prometido no seguir asesinando  a personas sin sentido, pero eso no podía pasar, no con el...

Pensé cuando todavía vivíamos en su antigua casa, en la casa de su infancia donde mire por primera vez sus ojos azules, y dónde el hacia lo posible para que yo no me aburriera, antes éramos solo unos completos extraños pero ahora... Nos conocíamos y sabía que el jamás me mentiría, pero esto era una excepción.

Veía el atardecer sin percatarme que Michael se estaba aproximando a mi... No le di importancia seguí observando el mar, más azul que nunca brillando por el agua cristalina.

- lamento si te asusté - coloco su mano en mi pierna, y esta se tenso.
- por qué lo mataste? - pregunté con cautela, sabía que esa pregunta era irrelevante, por qué jamás me contestaría con la verdad, pero al menos quería saber el "por qué".

- por qué mi irritaba-

- solo eso?- me sorprendí ante aquello, sabía que era una vil y despiadada mentira, pero, por un momento pensé que me estaba hablando con la verdad.

- si

- ya veo...

- estás asustada o molesta?

- las dos cosas...

El se quedó en silencio al igual que yo.... Pero eso no era lo raro de mi apesar de todo lo que había pasado, yo estaba observando su cuerpo, me mordí mi labio inferior ruborizada, mis piernas se tensaron aún más y mis manos habían bajado a mi abdomen para llegar a mi parte  íntima, estaba pensando en, las fresas con chocolate que Michael me daba a saborear entre mis labios, las sábanas de seda frescas y suaves, estábamos en es sitio perfecto para recibir su duro y ardiente peso mientras me arqueaba en el... Queriendo más queriendo todo, y yo explicándole con detalle.

Después yo suspiraba mientras Michael cumplía sus deseos en mi, acariciado mis sensibles pezones, bajando con su lengua mas ardiente que nunca, por mi abdomen y así llegar a mi intimidad para tocarme y hacer pequeños remolinos llenos de placer, por mi zona.

Yo emitiendo murmullos de aprobación, absorbiendo su aroma y el tacto de su piel, mientras el continuaba su jornada erótica con sus manos, deslizándome sus dedos lentamente por mi espina dorsal tocando cada espacio de mi piel, aprenatndo mis muslos.

Y no podía faltar la recompensa de mi hombre, emitiendo gemidos roncos diciéndome que lo estaba disfrutando tanto como yo. 

El me seguía tocando por todas partes sus dedos, buscaban, encontraban y satisfacían todos mis lugares secretos, la experiencia no tenía límites... Parecía que su único deseo era darme placer y definitivamente lo obtenía en todos los sentidos.

Y yo... Abriendo mis piernas para que el, deslizara en mi interior con agonizante y exquisita lentitud... Suspiraba de placer mientras el seguía con si ardiente movimiento.

- Laurie? Estás bien?

Mis mejillas estaban rojas, mi corazón latiendo fuerte y yo con mis ojos verdes temblaba, miraba sin mirar...

- que estabas pensando? Parecía una zombie...

Cómo decirle eso... Después de todo lo ocurrido? " Michael hazme tuya toda la noche no me importa... sigue asesinando y mancha mi cuerpo con la sangre de tus víctimas te lo suplico"
Un rotundo no!

- Laurie... Puedo preguntarte algo?

Aún sin orden en mis pensamientos, pude contestar con naturalidad.

- claro ! Que es?

- por qué mataste a Katherine?





Mi Amado Asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora