good girl

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Por impulso di un paso hacía atrás..

– hola – hablo despacio.

Lo escuché hablar de nuevo, con esa voz suya, ronca, sexy; potente.... Mi corazón de inmediato se aceleró, mi respiración había cambiado y sentía la presencia de las estúpidas mariposas en el estómago... "Pero recuerda lo que te hizo Laurie, el no merece tú perdón" esos pensamientos hicieron que mi cuerpo se calmara poco a poco.

– qué haces aquí? – sostuve mi pecho. Michael tenia las manos aún ensangrentadas. Sus ojos azules estaban sobre mi con tanta intensidad como de costumbre. Su rostro estaba parcialmente cubierto por la oscuridad de mi habitación.... El me ponía tan nerviosa...

– quería verte– se estaba acercando poco a poco a mí pero.... ¿Por qué me ponía tan nerviosa después de todo?
¿Era por qué a pesar de un año sin verlo se veía ridículamente lindo ahí parado con tanta confianza sobre sí mismo? ¿O por qué su cabello rubio se veía desordenadamente sexy? ¿O por sus labios llenos de provocación?
" No! No caigas en la tentación de besarlo, recuerda... Él no te ama.. solo eres un juego".

– y...también castigarte– su voz ronca me arrancó de mis pensamientos. No pude evitar sonrojarme rápidamente.

– ¡Que! Tú... No... Tienes derecho a...

– shh..– me interrumpió, cubriendo mi boca con su mano. Eché un paso hacía atrás, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre la cama.

– ¡ Michael ! Que crees que haces! –

No respondió, solo se abalanzó como un animal hambriento, tomo mi vestimenta y la rasgó sin problemas, y ahí estaba yo... Desnuda, sumisa, entregada.

– ¡Basta! – tape mi cuerpo con la pequeña sábana – !vete ahora! Eres un.... idiota! – estaba arrodillado sobre mí y aunque me escuchaba, ignoraba completamente mis palabras. Tomó mis manos de manera brusca, colocándolas a lados de mi cabeza. Sujetándolas con una cuerda con fuerza.

Tenía mi respiración agitada, y gritaba pero... No estaba llorando, simplemente tapo mi boca con su mano y se acomodó entre mis piernas desnudas. Así lo hizo, con una mano empezó a amasar mis senos,  succionando, apretando y mordiendo mis pezones ya erectos, no podía evitar gemir ante ese tacto.

Con su mano ya libre,  bajo y toco mis pliegues de carne, quería cerrar mis piernas pero él me lo impedía, mi cuerpo me delataba, ya estaba mojada lo  suficiente  para que él se diera el placer de lamer el exquisito brote de placer que el mismo  provocaba en mí. Cambio la mano derecha por la izquierda y con su mano más útil, bajo sus pantalones, solo un poco, lo suficiente para liberar su duro y gigantesco pene.

No hubo aviso, ni besos, ni consuelo, solo una estocada limpia y dura, entro en mi e inevitablemente me arquee ante el dolor, incluso lágrimas salían de mis ojos verdes. Solo podía escuchar gruñidos de el...

– esto es inevitable, voy a sacar mi mano, pero si gritas te amordazare ¿Entendido? –

Asentí, con lágrimas en mis ojos. Colocó sus manos a mis lados y empezó a moverse lento pero profundo, tocaba, apretaba, succionaba, lamía y mordía lo que podía.

Mis gemidos no paraban, tomo mis piernas y las abrió lo más que pudo comenzó a embestir aún más profundo, puso su dedo pulgar en mi clítoris para así provocarme que me retorciera aún más  del placer, mis senos rebotaban con cada penetración .

– ¡Ah!– Grité para así correrme....para llegar a mi orgasmo pero....por qué él No se había corrido en mí?

– ah.. ah...– lágrimas aún brotaban de mis ojos.

Mi Amado Asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora