CAPÍTULO 8

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Recerdo que un día había llegado a la escuela temprano. El cielo seguia estando gris y se podría ver que iba a llover. Estaba acomodando las cosas de mi mochila. A lo lejos, escuché a alguien toser. Me asusté un poco pero mantuve la compostura. No había visto quién era.

—Hey, Malfoy.

Había volteado, reconociendo la voz.

—Weasley.

Se acercó hacia mi pupitre y se pusó frente mío con brazos cruzados.

—Necesitamos hablar de Harry.

Saqué de mi mochila mi libro y cuaderno, comencé a escribir en él.

—¿Qué sucede con Potter? —pregunté.

—Ha estado decaído.

Apreté el lápiz.

—¿Eso qué tiene que ver conmigo?

—Todo —aunque me negaba a creerlo, sabía que estaba en lo cierto.

—No te entiendo —dije—, ¿puedes dejar de hablar estupideces y decirme lo que tengas que decirme a la cara?

Hubo una confrontación entre ambos que poco o nada quiero describirte, sé que tú lo recuerdas después de años. Aunque tanpoco es que recuerde mucho de aquella mañana, que me es borrosa, el recuerdo tan lejano que no estoy seguro con exactitud qué exactamente pasó.

Era como si me hubieran quitado una parte de mi, parte de mi vida.

Como uno de esos hechizos de magia, de olvidar algo. De esos que sabes que están ahí pero no recuerdas. De esas, que te hacen sentir tan vacío.

Una serie de cartas brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora