CAPÍTULO 3

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Nuestro tercer encuentro fue en la biblioteca del colegio.

Había estado estudiando para los exámenes que se avecinaban y deseaba estar más que preparado para ellos, aunque siendo sincero, no necesitaba estudiar, siempre fui bueno reteniendo información pero ese día en particular fue diferente. Distinto. Leía una y otra vez la información del libro tomando notas de lo más importante sin notar que te dirijas hacia donde estaba sentado.

—¿Puedo sentarme aquí? —habías preguntando, apuntando hacia el asiento vacío frente mio.

—¿Qué? —yop estaba incrédulo pero, ¿ne culparías? nunca me habías dirigido la palabra después de aquella vez de niños, es decir, hacía cinco años. Pero me sonreíste, y no lo podía creer. No sabía qué hacer conmigo mismo.

—¿Me permites sentarme aquí? —y lo repetiste, una vez más con toda la paciencia del mundo. Tranquilo y con calma, mucha calma.

—Eh... sí, adelante —dije, encogiéndome de hombros incomodo por la atención que estaba recibiendo. 

—¿Qué haces? —hablaste, sin dejar de mirarme.

—¿No es obvio? Estudiar, genio.

—Solo fue una pregunta, no debes ser tan grosero.

—¿Entonces por qué sigues aquí? —me estabas sacando de mis casillas, aún no comprendía el por qué me estabas hablando. No me dijiste nada, te quedaste callado. Evitaba tu mirada intentando distraerme con el libro, luego a tus ojos y el libro otra vez.

—Deja de mirarme, me incomodas —susurré.

—¿Es acaso mirarte algo malo? —sonríes coqueto— Tu también me estas mirando, ¿No debería de decir lo mismo? 

Se me seca la boca y no sabía porqué, no en ese entonces.

—Sí, bueno no... es que... molestas —me había encogido en mi asiento ocultándome entre libros—. Y esto es diferente, yo solo lo hago porque tú lo haces, no te creas especial, Potter.

—No lo hago.

—Eso espero.

Entonces seguí estudiando, intentando ignorar tu sonrisa prepotente, tus ojos verdes manzana y tu repentina compañía. Hasta el día de hoy me pregunto cuál fue tu objetivo ese día, cuando te acercaste a hablarme. Debo recordar preguntártelo cuando regreses.

Si es que algún día lo haces, claro.

Una serie de cartas brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora