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Madison's POV:

La cara de Rebecca era digna de un meme, y ni hablar de la de Louis. Sin embargo, tenía que pensar algo rápido si no quería que ella nos pille.

No le quería arruinar la cita a mi mejor amigo, pero estaba bastante segura de que ya lo había hecho.

Piensa Madison, piensa.

—¿Qué pasa Madie? — cuestionó Louis de la manera más natural que su voz se lo permitió.

Ahmmm... Venía a buscar condones— fue lo primero que se me ocurrió mientras mis manos jugaban con las esposas.

Louis alzó una ceja frente a mi respuesta, ¿Enserio Madison? ¿Condones?

—Se me acabaron y tengo a mi propia cita en mi departamento— recargué mi peso sobre mi pie derecho mientas veía mis botas— Louis rápido, los condones, ¿Dónde están?

Él hizo un sonido con la lengua y fue directamente a su velador en donde sacó un preservativo.

—Dame tres.

—Madison yo...

—¡Dame tres Louis!

Él me tendió los tres sobres y luego me giré para ver a Rebecca, ella miraba la escena con notoria confusión.

—Siento mucho todo esto— dije apagando la música y saltando ridículamente— Espero que disfruten, yo también tengo esperando a mi chivo, d-digo a mi chico.

—Siento mucho todo esto— dije apagando la música y saltando ridículamente— Espero que disfruten, yo también tengo esperando a mi chivo, d-digo a mi chico

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Me despedí de los dos con un simple gesto de manos y salí lo más rápido que pude del departamento.

—Buenas noches señorita Rowling— saludó nuestro vecino de sesenta años, el señor Benedict.

—Buenas noches señor— me respondí avergonzada.

El me miró de pies a cabeza y sonrío incómodo. Trágame tierra o matenme luego.

Entré en mi departamento y me deshice de la ropa que andaba trayendo. Saqué el maquillaje de mi rostro y vi mi reflejo en el espejo sintiéndome completamente estúpida.

Luego de eso solo me fui a la cama.

Sin embargo me desperté debido a un par de manos heladas abrazándome por debajo de las frazadas. Me sobresalté un segundo por lo que me quise girar.

—Soy yo— susurró Louis con la voz ronca.

—Si sigues asustándome así, juro que te castro.

—Calma, fiera.

Reí y entonces me acurruque a su cuerpo, tratando de espantar el frío que de repente comenzó a hacer a esa hora de la mañana. El reloj de mi mesita de noche marcaban casi las siete y me extraño de que Louis haya estado en pie tan temprano.

Into You » L.T (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora