—¿Si quiera podrías responder cuándo te hablo?— volví a cuestionar pero fue imposible.
Louis seguía ordenando sus cosas sin siquiera poner atención.
—Louis necesitamos hablar— dije ahora tomando de su brazo.
Él se volteó a verme lentamente con el ceño fruncido y sin ninguna expresión en su rostro. Sabía a ciencia cierta que estaba enojado por lo de anoche.
—No quiero hablar ahora Madison.
Y siguió con lo suyo ignorándome por completo, mi maleta ya estaba lista junto con todo lo demás. Nuestro vuelo hacia Atenas salía dentro de dos horas y de ahí nos iríamos directamente a la ciudad de Nueva York.
Más encima eran demasiadas las horas que tenía que volar con él a mi lado, y teniéndolo así de esa manera me daban ganas de lanzarme del mismo avión.
Louis estaba enojado con todo.
—¿Si quiera puedo saber porque no me hablas? No fue solamente mi culpa Louis.
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—¡Mierda Madison! ¡Sé que también fue mía y ni siquiera tienes idea de como me siento ahora!— gritó sobre mi cara a lo que me sobresalté un poco— De verdad que no quiero hablar ahora.
—Pero no hay necesidad de desquitarse conmigo...
—Sólo no me hables Madison.
Rodé los ojos con rabia y salí de la habitación en dirección a buscar mis cosas. No estaba dispuesta a hablar con él hasta que deje de comportarse como idiota.
Además me había sentido realmente mal cuando por la mañana, amanecimos desnudos y con un horrible dolor de cabeza, me miró con rencor y vergüenza. Él simplemente dejó la habitación sin decir ninguna palabra para luego meterse al baño.
Sabía a ciencia cierta que los dos habíamos sido culpables, él por no seguir su puta promesa y yo por no tener ni el más mínimo autocontrol.
Quizás le podíamos echar culpa al alcohol y al porro que nos habíamos fumado, pero ambos sabíamos que las ganas también habían sido parte de los ocurrido durante la noche.
(...)
—Tenemos que hablar sobre esto en algún momento, ¿Lo sabes verdad? — dije después de ajustarme el cinturón de seguridad. Ya estando listos para nuestro vuelo hacia Estados Unidos.
—Lo sé.
La verdad de las cosas era que estaba perdiendo todo mi orgullo con siquiera dirigirle la palabra, pero en cierta forma necesitaba arreglar las cosas con él. No quería que la última noche nos haya arruinado todo el viaje.
—Louis yo...
—No— me interrumpió mientras me miraba, ahora sus ojos estaban más oscuros.
