Giro la pagina y me encuentra con una hoja toda tachada, lo único que se puede leer es 18 de mayo.
Recuerdo ese día perfectamente… estaba de gira, y ese día volví con ella. Quería verla, necesitaba sentirla; ya hace mucho que quería ver sus labios, su nariz y todo de su cuerpo.
Cuando entre al prostíbulo ella se encontraba hablando con un tipo de unos cuarenta años, era alto, tenía un traje y parecía alguien bastante adinerado. Pero obviamente no me iba a quedar parado viendo como se llevaba a mi chica.
Oh vamos Louis, ella no es tu chica. Cuando tu no estas entre sus piernas, otros hombres si. Espanto ese pensamiento de mi cabeza y camino hacia Ambar. Tiene puesto un pequeño vestido blanco, casi transparente que deja al tras luz de las luces de neón su ropa interior del mismo color.
-Ángel- mis palabras salieron suaves y vi como ella clavó sus ojos en los mios y me sonrío cálidamente.
-Louis- sus palabras temblaban en sus labios y no lo comprendí con totalidad.
-¿Estas disponible?- el tipo cuarentón por primera vez me observó, el era mucho mas alto que yo. Pero no me intereso.
-La señorita esta conmigo- el tenía una sonrisa egocéntrica y yo respondí con la misma sonrisa.
-La señorita es mi novia y yo soy su mejor cliente- le guiñe un ojo y tome la mano de Ambar para conducirla hacia nuestra habitación favorita.
Ella no omitió palabra en nuestro trayecto, pero note como le costaba caminar y de qué modo se aferraba a mi brazo, seguía sin comprender estos gestos de su cuerpo, pero decidí ignorarlo.
Cuando entramos se hizo un silencio de iglesia, la música ya no retumbaba en mis oídos y otra vez me encontraba a solas con la mujer que tanto quería.
Se acerco a mí y sin decir ninguna palabra aun; bajo mi cremallera y tomo mi pene entre sus manos. De inmediato la aparte, no quería tener sexo, o si. Pero quería hablar con ella, saber como estaba, después de todo hace casi un mes que no la veía.
-¿Qué haces?- se lo dije casi histérico.
-¿No vienes por sexo?- ella tenía el seño fruncido, de inmediato tome sus brazos y la mire a los ojos. Estaba drogada, sus pupilas estaban dilatadas.
-¿Estas drogada?- asintió levemente -¿Quién te dio la droga? ¿Christian?- asintió otra vez.
-En realidad se la compre, pero tenía dinero. Tuve bastantes clientes mientras no estuviste- el nudo en mi estomago era inevitable. Se estaba drogando, pero ya no era por diversión como hace un mes cuando tuvimos el trió con Christian.
Era más.
Yo había decidido alejarme de esa estúpida adicción cara. Cuando me di cuenta de que ella gozo de tal manera con Christian frente a mis ojos, lo deje.
-¿Por qué lo haces?- ella frunció sus labios y su entrecejo.
-¿Por qué? ¿Por qué lo haces tú? Responde- ella se aparto de mis brazos y cruzo sus brazos en su pecho.
-Era diversión…ya…. Ya no lo hago más-
-Bueno, te metiste con una puta drogadicta, Louis. Cuando conocí a Christian me volví adicta a cualquier droga, y luego lo deje. Porque notaba cuan perdida estaba y cuanto mal me hacía a mí misma. Luego apareciste tú y pensé que las cosas mejorarían en mi vida, pero estaba equivocada. Vos quisiste entrar en el idiota juego de Christian ¿Y sabes qué? Tu saliste ¡Pero yo volví a entrar por tu culpa!- ¿Alguna vez escucharon en esas novelas idiotas de amor eso de “sentí como mi corazón se hizo pedazos” bueno, esto seguramente era peor, porque era la vida real. Ella estaba ahí parada frente a mí, diciéndome que todo era mi culpa.