Ingreso a su habitación y puedo verla acostada en sus sabanas oscuras… su cabello rojizo cae perfectamente por uno de sus hombros, sus parpados están cerrados, el escarlata de sus mejillas hace que parezca casi una muñeca de porcelana. A su cuerpo la viste un hermoso vestido blanco con rosas rojas, Rojas, como sus labios maquillados.
Me acerco a su cuerpo y la tapo con una manta, beso sus labios y luego me siento a su lado, ella no se mueve, está en un profundo sueño para darse cuenta de mi presencia. Abro uno de los cajones de su buro y veo un libro con una foto de ella y mía pegada en su frente. Sin dudarlo lo agarro y lo abro para ver su interior… su hermosa letra cursiva decora cada una de las hojas, algunas hojas parecen arrugadas, otras están manchadas pero no tengo idea de porque.
Busco su primera hoja y comienzo a leer lo que aparenta ser su diario…
1 de enero de 2014:
Un Nuevo año, un nuevo comienzo… eso es lo que muchas personas dicen cuando comienza cada año. Para mí no era así, yo siempre estaba encerrada en ese club de luces de neón, con olor a alcohol y con mujeres bailando en diferentes escenarios con poca ropa.
Recuerdo perfectamente que camine entre los hombres que ovacionaban a Destiny, era obvio eso, después de todo ella siempre fue y es una de las más hermosas aquí. Seguí caminando sin darle importancia, buscando un hombre para mi, alguien que quiera pagar dinero en esa noche del nuevo año. Me acuerdo como me distraje un momento viendo el show que estaba dando la rubia en el escenario y de un segundo a otro sentí una mano caliente en mi vientre desnudo.
-¿Estas libre?- su voz suave decía esas palabras tan lentas, tan llamativas para mí.
-Si- no tenía idea de que mas responder, pero él me sonrío cuando dije eso. Hizo una seña al aire llamando a unos de los meseros, uno de ellos apareció y anoto su pedido. Me senté en la mesa donde estaba, justo enfrente de él, tan lejos para que no me toque; pero tan cerca como para sentir su olor, y para ver la lujuria en sus ojos.
Luego de unos cortos y poco incómodos minutos llego el mesero con dos tragos, coloco uno frente a mi extraño y otro frente a mí, se alejo sin decir nada más nuevamente estaba sola con el hermoso extraño. Sola, en realidad había cientos de personas alrededor, pero mirándolo podía sentir como esas personas desaparecían y la música erótica también parecía silenciarse.
-¿Cómo te llamas?- le dije mientras bebía del trago que el pago.
-Louis- el bebió de su whisky en las rocas y luego clavo sus ojos en mi cuerpo, en mi cara - ¿Tu nombre?-
-Ambar- el sonrío codiciosamente, una linda sonrisa.
-Ambar- repitió mi nombre como saboreándolo, como si disfrutara de el- Tu nombre es igual a tu rostro cariño-
-¿Igual a mi rostro? ¿A qué te referis?-
-Tenes una cara de ángel, pero no un ángel limpio, esos ángeles que tienen el alma sucia o incomoda en su cuerpo. Tu nombre, Ambar, queda perfecto en ángeles incómodos como vos- mi risa era nerviosa al escucharlo, la verdad no había entendido muy bien, pero si quieres clientes tienes que aceptar todo lo que te dicen. –Y dime, Ángel… ¿Dónde podemos ir para estar más tranquilos?- Sonreí maliciosamente al escucharlo, el sí que sabia ir al grano, sin rodeos.
-Hay habitaciones acá, vos elegís cual- le guiñe el ojo y el asintió mientras se paraba y me extendía la mano para seguirlo.
-¿Cuál es tu preferida, Ángel?- debo admitir que me gustaba que me diga Ángel, y no Puta, zorra o cosas así como los demás clientes, me hacía sentir especial, por lo menos en este tiempo que voy a pasar con él.
-Me gusta la más simple, con una cama de dos plazas, acompañada de un hermoso balcón que deja que veamos Londres- el asintió, mientras me seguía hacia la habitación… donde ya no soy más una niña, donde pierdo mas del ochenta por ciento de mi dignidad junto a un hombre que apenas conozco su nombre.
Entramos a la habitación y vi como él se sentó en el borde de la cama, yo me dedique a ponerle llave a la puerta, para luego caminar segura con mi ropa interior roja, que hacía sentirme totalmente segura y diferente a lo que soy yo en realidad.
Me subí a sus piernas y le di un beso en el cuello, suave, luego lo mordisquee un poco, mientras bajaba mis manos por su camisa, desabrochando uno por uno los botones. Cuando le quite su camisa vi muchos tatuajes, perfectos tatuajes en un hombre perfecto.
Seguí bajando mis manos hasta encontrarme con su prominente erección, el quito mis manos al instante, luego tomo mi cintura, para darse vuelta y empujarme, haciendo que mi espalda se encuentre con el suave colchón. Se subió arriba de mis piernas, sin hacerme peso ni molestarme. Agarro mis manos sobre mi cabeza y luego me beso, en los labios, con lujuria, pasión y suavidad completa. Fue un beso perfecto, un beso que hizo que mi interior se revuelva ¿Cómo se atrevió a besarme? Ningún cliente lo hace, pero no dije nada, me gustaba cómo se sentían sus labios en los míos. Luego soltó mis manos y yo no dude en abrazar sus caderas, su piel suave estaba caliente bajo mi tacto, desabroche sus pantalones, y los intento bajar lentamente. El se paro y se bajo los pantalones, para luego volver arriba de mi cuerpo y seguir besándome. Realmente no puedo creer aun que se dedico tanto a besar mis labios, como si fuéramos una pareja adolescente en su primera vez.
Salí de su agarre y me subí a su cuerpo, bese sus labios, luego su pecho, tome todo mi tiempo en besar su camino feliz, para luego encontrarme con el elástico de su bóxer, los baje hasta sus rodillas, liberando su prominente erección, sin dudarlo chupe fuertemente, como acostumbro, lo que hago para que un hombre llene mi billetera de billetes.
