4. ¿Con quién te vas a casar?

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Alex

Kara había ganado aquel torneo. No lo podía creer. Mi hermanita se había enfrentado a un montón de caballeros y les había derrotado, así que se había ganado la mano de Lena.

-Tu hermana... Es muy inteligente- me dijo la reina-.

-No sé si eso es inteligencia... Me parece que ha sido peor que un alcornoque.

-Valor al menos sí tiene...

-Sí. Ha derrotado a todos esos hombres y se ha llevado la victoria.

-Me refería más al hecho de que ahora se meterán con ella por cuestionar su condición.

Sí. Lo había pensado. Ahora Kara sería la comidilla de todos. Mi pobre hermana era inocente. Jamás le había pasado una mujer por la cabeza. No era una pervertida. No era una pecadora. No era como yo.

-Ella no es así, majestad.

-¿Vas a seguir llamándome así, aún ordenándote que no lo hagas?

-No quiero faltaros al respeto, maj...

Vi la cara de disgusto que me regaló y corté la frase.

-Por favor, Alex... Yo te llamo Alex, ¿no es cierto? No Alexandra. Alex. Porque eres de mi familia. Llámame Sam. Samantha al menos.

Cierto que me llamaba Alex, cosa que me mataba. Porque oír mi nombre acortado en su boca era un regalo de dios. 

-Pero sois la reina.

-¿Y qué? No deseé nunca estar por encima de nadie. Sólo quiero ser una líder justa y que mi pueblo lleve una buena vida.

-Lo sé.

-¿Cómo me llamarás?- me preguntó sonriendo-.

Hacía tiempo que algo me aterraba. No era nuevo para mí mi atracción hacia otras mujeres, pero era algo físico y controlable, y más tras mi entrenamiento como caballero. No pasaba nada, yo simplemente lo dejaba pasar y todo iba bien. Sin embargo, lo que sí era nuevo, y que llevaba ya unos meses sintiendo, era el haberme enamorado de alguien. Y tuve la mala suerte de que ese alguien era la mismísima reina. Que como alguien se enterara, no es que me insultaran o despreciaran, es que la propia Sam mandaría a que me cortaran la cabeza.

-Samantha. Pero sólo si no hay nadie más delante- cedí al final-.

-Trato.

En ese momento, uno de los criados picó a la puerta y ella lo mandó pasar.

-Majestad, tenéis esperando abajo al príncipe de Leighshire.

-¡Uf!- exclamó- Está bien. Ahora voy a presentarle mis cordiales saludos.

-¿Otro pretendiente?- pregunté una vez nos dejaron a solas-.

-Desde la muerte de Patrick, he tenido numerosos interesados en casarse conmigo y reinar junto a mí. Y han sido ocho años de continuas peticiones cada ciertos meses.

-¿Y por qué no habéis aceptado a ninguno? Aunque sería difícil encontrar alguno digno de vos...- terminé en voz apenas audible-.

-Porque no quiero un hombre en mi vida. Porque si tengo un hijo varón, la sociedad creerá que es más inteligente y confiable que Ruby, y ella ya no merecería reinar. Va a ser una reina estupenda. Es lista, justa, decidida y leal- asentí sonriendo. Quería mucho a esa niña- No voy a acostarme con un hombre nunca más.

Tragué saliva. ¿Por qué había dicho eso de aquella forma? ¿Por qué había especificado tanto? ¿Por qué no dijo "con nadie" y no "con un hombre"?

La diferencia entre tú y yo (SUPERCORP +AGENTREIGN) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora