21. Epílogo

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Sam

Habían pasado dos años desde el primer día que Alex me besó. Era feliz reinando a su lado, y Ruby estaba dichosa por tener a una segunda madre. Mi pelirroja no creía que mi niña la considerara así, y para ella era doloroso. Ya que hacía tiempo que se había impuesto la norma de que los reyes y reinas pudieran casarse con cualquier persona, aunque fuera un plebeyo, decidí que lo nuestro fuera legal al convertirla en mi reina y, por lo tanto, en la madre de la princesa.

Ya todo el reino sabía de nuestra relación, ya que fue algo que nunca oculté. No teníamos nada de lo que avergonzarnos. Hubo muchas parejas que salieron a la luz tras esto. Normalizar una relación entre personas del mismo sexo hizo que muchas otras contaran su verdad.

Seguíamos conviviendo con Kara y Lena. Habíamos ocupado una pequeña construcción cerca del palacio para crear una escuela para niños. Todos eran bienvenidos y Lena, con la ayuda de mi cuñada,  se encargaba de educarles, al menos en lo básico. Algunos iban a aprender a leer y escribir, y otros llevaban yendo casi desde que habíamos empezado, y mis amigas les enseñaban matemáticas, historia, geografía o los educaban en arte.

Le dije a Alex que era necesario que fuéramos a una reunión con el consejo, aunque no le quise decir para qué. Esas decisiones, dentro de poco, no serían sólo mías. 

-Buenas tardes, majestad- dijo un obispo que formaba parte del consejo-.

-Buenas tardes a todos- contesté y miré a Alex que me envió una sonrisa, como siempre- He pedido una reunión porque he decidido cambiar una de las leyes que rigen el reino.

-Majestad, todas las leyes que habéis cambiado han sido muy polémicas- dijo otro consejero-.

-Al principio, pero luego han resultado en una mejor convivencia para todos. El darle derechos a las mujeres, a la gente con otro color de piel diferente al nuestro, a las parejas del mismo sexo o proteger a los niños, ¿no nos ha ayudado a avanzar como sociedad?- les pregunté y ellos asintieron a regañadientes-.

-¿Y qué norma pensáis modificar ahora?

-Quiero que esas parejas puedan casarse también.

Alex me miró sorprendida. Ya habíamos hablado en alguna ocasión de lo maravilloso que resultaría poder hacerlo. Y yo pensé que ¿por qué no? Yo era la reina y mientras yo reinara, las cosas iban a ser mucho mejores para todos. Y tras de mí, Ruby sería una reina estupenda. Yo le sonreí a mi guardiana.

-La Iglesia nunca aprobaría eso, majestad- cortaron el momento-.

-No tengo intención de que Dios lo apruebe. Sólo quiero que todo el mundo tenga los mismos derechos.

 Sólo quiero que todo el mundo tenga los mismos derechos

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Alex

-Tengo que hablar contigo, mi vida.

-Me encanta que tus días libres los ocupes en venir conmigo por el reino- me dijo Ruby- Adoro pasar tiempo contigo a solas.

La diferencia entre tú y yo (SUPERCORP +AGENTREIGN) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora