Un par de días después, Lu Han se empezó a sentir mal en medio del trabajo, por lo que decidió pedir permiso para salir temprano, lo cual se le concedió sólo porque su jefe estaba de buen humor. En vez de usar el metro para regresar a casa, como solía hacer, tomó un taxi y aprovechó la comodidad del mismo para relajarse un poco.
Cuando llegó al apartamento, buscó una pastilla contra el dolor de cabeza, se la pasó con un poco de agua y se fue directo a la cama para tratar de dormir. Quería esperar a su novio y por lo menos saludarlo, pero no le fue posible.
Se Hun llegó una hora y media más tarde. Dejó sus zapatos en la entrada y caminó hacia el dormitorio para cambiarse de ropa, sorprendiéndose al encontrar a Lu Han ahí, ya descansando bajo las sábanas. Se acercó silenciosamente, todo con tal de no despertar a su pareja, y dejó una caricia sobre su mejilla; no obstante, al hacer eso pudo sentir que Lu Han estaba ardiendo, cosa que lo preocupó.
—No puede ser... —Susurró—. Lo había olvidado por completo.
Salió de la habitación rápidamente, buscando una pequeña toalla y un recipiente para llenarlo con agua fría. Volvió a donde estaba Lu Han y empezó a hacer todo lo posible por bajarle la fiebre.
Después de diez minutos, el castaño entreabrió los ojos, viendo el rostro de Se Hun cargando con preocupación.
—Hunnie... —Alcanzó a decir, aunque con voz muy baja.
—Vuelve a dormir —le pidió—. Necesitas descansar.
Al final, el pelinegro se quedó despierto casi toda la noche, cuidando al más bajo y asegurándose de que su fiebre bajara.
Lu Han se sentía mejor a la mañana siguiente, pero Se Hun sabía bien que todavía no estaba del todo recuperado, por lo que le sugirió quedarse en el apartamento. El castaño insistió, pero el contrario no cedió.
Mientras Se Hun se alistaba para salir, Lu Han seguía haciendo un esfuerzo por convencerlo.
—Sé que estás preocupado, cielo, y en verdad te lo agradezco, pero mírame... Ya estoy bien.
—No vayas a clases hoy, tendrás una recaída.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —Hizo un leve puchero.
—Lo sé porque... Ah... Bueno, es un presentimiento —mintió—. Sólo quédate en casa, Hannie. Por favor —le dio un beso en la frente—. Es mejor que hoy no vayas ni a clases ni al trabajo, acuéstate y descansa.
—No hay problema si me pierdo un día de la maestría, puedo con eso. Lo que no quiero hacer es faltar al museo —suspiró—. En serio necesito seguir avanzando con la restauración de "Otra oportunidad".
—No, hoy no harás eso.
—Se Hun...
—¿Cómo se supone que vas a restaurar la pintura si no te encuentras bien? —Lo miró fijamente—. ¿Quieres ir al trabajo sólo para tener que pedir permiso de salir temprano? —Preguntó.
—Ya, tú ganas —bufó—. Pero me sentiré como un flojo si me quedo aquí todo el día.
—Deja de poner excusas, en especial si ya me diste la victoria —le revolvió un poco el cabello—. Puedo hacerme cargo de avisarle a los maestros por qué te quedarás en casa hoy, tú ve llamando a tu jefe y dile que no podrás ir a trabajar.
—De acuerdo.
—Muy bien, así me gusta.
—Se Hun...
—¿Sí?
—Te amo —le sonrió.
—Yo también te amo, Hannie —dijo antes de abrir la puerta—. Te veré esta noche.
—¿Podrías traer una bolsa de las frituras que me gustan, por favor?
—Claro. Me aseguraré de pasar por la tienda de conveniencia cuando salga del trabajo.
—¡Genial! Gracias.
El pelinegro salió del apartamento y se fue hacia la universidad. Debía reconocer que era extraño hacerlo sin Lu Han, aun sabiendo por qué iba él solo.
—No te alteres, Se Hun —tomó aire por la nariz y lo soltó lentamente por la boca—. Lu Han está bien, está en casa... Sólo se quedó ahí porque está enfermo y debe descansar.
Pasó el resto de la mañana pensando en el castaño. Sabía lo mucho que éste deseaba seguir trabajando en la restauración de la pintura llamada "Otra oportunidad", y no podía negar que él mismo también sentía cierta curiosidad por esa obra.
Simplemente por querer ayudar a Lu Han de una manera u otra, tomó una decisión después de clases. Aunque no fuera parte de su trabajo, él también investigaría tanto como pudiera acerca de aquella pintura. Al menos creía que a su novio le iba a gustar tener más información al respecto.
—Buenas tardes, Se Hun —Chan Yeol lo saludó con la sonrisa amistosa de siempre, entrando a su lugar de trabajo.
—Parece que se te hizo un poco tarde hoy, Chan Yeol —respondió el pelinegro.
—Lo siento —se rascó la nuca—. Estaba... ocupado con... unas cosas...
—Claro —sonrió de lado, mirando al rubio—. Luego me cuentas, siéntate a trabajar ya. Hoy vengo con un nuevo proyecto en mente.
—¿Ah, sí?
—Sí, así que necesito que me ayudes para no quedarme atrás con mi trabajo.
—¿Qué dices? —Alzó una ceja—. Entonces, ¿lo que tienes en mente no está relacionado con tu trabajo?
—No hagas demasiadas preguntas, Chan Yeol. Sólo ayúdame —señaló las carpetas llenas de solicitudes encima del gran escritorio y escuchó al más alto soltar un suspiro.
Continuará.
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¡¡Le quedan sólo dos capítulos a este fanfic!!
Bueno, tal vez tres.
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Otra oportunidad [HUNHAN]
FanfictionSe Hun estaría dispuesto a cualquier cosa con tal de recuperar a la persona que ama. 🔹 Contiene algo de fantasía. ⚠ PROHIBIDO COPIAR O ADAPTAR ESTA HISTORIA.