Capítulo 9.

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Teorías sin sentido, personas que intentaron hacerse pasar por el artista detrás de la obra, mitos, fotografías alteradas, información falsa... ¡No había encontrado nada verdaderamente útil! Su investigación no llevaba más de una semana, pero Se Hun ya sentía que sólo estaba caminando en círculos.

Recuperaba su motivación tras escuchar a su novio hablar acerca de la pintura que estaba restaurando y ver cómo sus ojos adoptaban cierto brillo con sólo mencionarlo. No podía darse por vencido.

—¡¡OYE!! ¡¡SE HUN!!

—¿Ah? —El pelinegro parpadeó un par de veces y volteó a ver a su compañero de trabajo—. ¿Qué pasa, Chan Yeol? ¿Por qué me gritas?

—Porque llevo cinco minutos hablándote, pero no reaccionaste hasta ahora, tonto —bufó—. Tuviste suerte —agregó poco después—. Ya se me había ocurrido lanzarte algo a la cabeza.

—Lo siento, no era mi intención ignorarte, es sólo que estoy ocupado con mi recolección de datos.

—No, en realidad estás descuidando tu trabajo —fue la respuesta del más alto, quien frunció el ceño y cruzó sus brazos por encima de su pecho—. ¿Necesitas que te recuerde en dónde tienes empleo? La obra de la que intentas saber más no tiene ninguna relación con las exhibiciones de este sitio —suspiró—. Te he estado ayudando porque eres mi amigo, pero el trabajo se está acumulando y no puedo hacerlo todo yo solo, Se Hun. Estoy cansado de cubrirte mientras tú sigues con tu investigación como si nada.

—Chan Yeol, esto es importante. Sabes que estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mí durante esta semana y...

—Tu gratitud no lleva comida a mi mesa —lo interrumpió antes de tomar asiento y suspirar una vez más—. Me gusta ayudarte, pero no puedo seguir atrasándome, ¿entiendes?

—Entiendo.

—Bien. Ahora quita tus cosas de mi escritorio, por favor.

Se Hun se acercó a tomar todos los documentos que le pertenecían y que no debían estar encima del escritorio del contrario.

—Gracias, Chan Yeol —le dijo de manera sincera—. Y perdóname. A partir de ahora, me haré cargo de mi trabajo como debe ser.

Era verdad que el pelinegro había estado descuidando todo en Golden Expression y quedándose atrás, mas no le importaba porque en verdad quería ayudar a Lu Han. No obstante, en ese momento pudo darse cuenta de que con sus acciones también estaba afectando a su amigo Chan Yeol, y entonces supo que debía detenerse.

Cinco minutos después de las nueve de la noche, Lu Han recogió sus pertenencias, sonriendo a pesar del cansancio, feliz por los avances que había logrado realizar durante el día. Se despidió de sus compañeros de trabajo y salió del museo, siendo alcanzando por Baek Hyun en las escaleras conectadas a la entrada principal.

—¡Lu! ¡Espérame!

—¿Baek Hyun? —Detuvo sus pasos y dio media vuelta para encontrarse con el otro chico.

—Además de descansar, ¿qué planes tienes para esta noche? —Preguntó acompañado de una risa suave, por fin parándose delante de Lu Han.

—Ninguno.

—¡Excelente! —Su sonrisa se extendió un poco—. ¿Te gustaría ir a cenar conmigo? Conozco un lugar donde preparan un bulgogi* realmente delicioso, pero es imposible que una sola persona se lo coma todo —comentó—. Está bastante cerca de aquí, ¿qué dices?

—Digo que pensar en el bulgogi me dio hambre —contestó—. Dame un momento. Le avisaré a Se Hun que llegaré más tarde...

Lu Han sacó su teléfono celular y le escribió un mensaje a su pareja, enviándolo al poco tiempo y volteando a ver a Baek Hyun.

—¿Estás listo, Lu?

—¡Listo!

Mientras, en su camino de regreso al apartamento, Se Hun ideaba un plan para trabajar desde la comodidad del sofá durante unas horas y ponerse al día, aunque sabía que no sería sencillo con tantas cosas acumuladas.

Ya que estaba distraído, no se fijó por dónde iba y terminó tropezándose en la banqueta. Alcanzó a meter las manos para evitar un fuerte golpe contra su rostro, pero no le fue posible salvar las hojas que había sacado de Golden Expression y que se habían salido de su mochila.

En cuestión de segundos, se acercó a él una mujer de piel blanca, ojos color marrón y ondulado cabello negro recogido en una coleta alta que terminaba en su cintura. Recogió algunas hojas y se las entregó a Se Hun, quien murmuró un agradecimiento al aceptarlas y levantarse.

Guardó las hojas en su mochila nuevamente y siguió con su camino, sin notar que aquella mujer había formado una sonrisa en sus labios.

—Sí, es igual a él —susurró.

Continuará.

*El bulgogi es un platillo coreano con carne de ternera a la parrilla, cortada en tiras y marinada con salsa de soya y aceite de sésamo.

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Otra oportunidad [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora