6. Malentendido.

1.1K 143 14
                                    

Despertó y entonces supo que no debió haberlo hecho.

La atmósfera de su habitación estaba cargada de tensión, la temperatura era alta y su mente no se separaba del letargo. Se sentó en la cama, buscando con la mirada aquello que inquietaba su instinto de supervivencia y acabó por encontrarlo de pie en la puerta.

Lambo le miraba como si quisiera entrar y apuñalarlo, en sus brazos el pequeño Tsunayoshi también lo observaba con curiosidad.

—¿Se te ha perdido algo?

—La paciencia —refunfuñó entre dientes—. ¿Qué hora crees que es, maldito degenerado?

—Cuida tus palabras, mantenido —gruñó rascándose el brazo con pereza—. Desde hoy vives por mí y para servirme de niñera.

—No me pagas para hacerlo —replicó de peor humor—. Honestamente, no te soporto. Si fuera por mí me iría tan lejos de ti como me fuera posible.

Reborn le miró con aire soñador.

—¿Harías eso por mí? —se llevó una mano al pecho con burla— No tenía idea de cuánto me amabas, intentaré corresponder a tus sentimientos pagando tu boleto de avión.

—Eres tan...

Giotto golpeó la cabeza del chico, irrumpiendo sin cuidado en la habitación y metiéndose en el armario del asesino sin importarle las miradas molestas que le fueron dedicadas.

—Par de enamorados, no se pongan melosos frente al niño —ordenó tomando diversas prendas y girándose hacia el mayor de ellos—. Tu hermana ha llamado mientras dormías, mi padre también y tenemos muchas cosas que hacer... Y Lambo, no podrá venir con nosotros.

—Perfecto —rodó los ojos levántandose para tomar la ropa e ir a prepararse al baño—. No soportaría a tres niños a mi alrededor.

—Con dos estarás bien —ironizó Bovino—. Aunque a Giotto no le gusta que lo rebajes al nivel del niño.

—No me importa lo que él quiero y vas a quedarte con...

—En realidad —intervino nuevamente el rubio—. Tsunayoshi deberá venir con nosotros, Lambo tiene clases...

—¿No recibía tutorías en días...?

—Estoy pagando un nuevo tutor —suspiró dejando las ropas en sus manos y rodando los ojos ante la mirada intrigada que le fue dedicada—. Lo han desheredado, ¿recuerdas? Lampo ha abogado por él, pero no ha conseguido mucho... Siento algo de pena.

—¡No me tengas lástima, ten piedad!

—Bah, yo podría instruirlo gratuitamente —se quejó de mal humor mientras se encaminaba al baño—. Pero ustedes a lo suyo, ya han pagado y ni siquiera me han consultado mi opinión. Menudos críos ingratos...

Giotto y Lambo intercambiaron una mirada de extrañeza mientras el asesino se perdía tras la puerta, el rubio sonrió después de unos segundos y Bovino enrojeció saliendo apresurado de la habitación, como si sus emociones estuvieran conectadas a las de Ieyasu, Tsunayoshi rió con alegría abrazando el cuello del joven Bovino.

Vongola no tardó en seguirlo, dispuesto a molestarlo.

Pronto lo alcanzó en la cocina, donde el chico se encontraba sirviendo tres tazas de café, tostadas, tocino y huevos.

Silbó fingiendo impresión.

—Eres toda una ama de casa —se burló—. ¿Ha sido Bianchi quien te ha enseñado a cocinar?

—Por favor, no empieces —rogó—. No ahora, no nunca.

—Algún día tendrás que decirle.

Small MiracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora