9. Imposible.

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G suspiró.

Bianchi se mantuvo impasible mientras presenciaba la disputa, los asistentes habían sido echados alrededor de dos horas atrás (el tiempo que ese par llevaba discutiendo), las lámparas habían volado y muchos retratos familiares se vieron destrozados.

Una familia rota.

La chica lo miró de reojo, asintiendo a modo de saludo cuando lo notó allí y el pelirrojo volvió a suspirar. Una inclinación de cabeza después, tomó los vasos y regresó al segundo piso.

La habitación del centro de todo, la causa de la ruptura.

Lambo observaba curioso al bebé, Hayato dormía tranquilo.

Mejillas rosadas, manos y pies pequeños, una criatura indeseada...

Su pequeño y lindo hermano...

Gokudera Hayato.

—¿Has repasado los ejercicios? —Bovino se sobresaltó, G sonrió— No lo has hecho, ¿verdad?

—¡Yo...! Lo siento —suspiró abrumado—, sé que no estabas de acuerdo con esto y que te estás esforzando, pero...

—No hay problema, mocoso —colocó los aperitivos y bebidas en la mesa, cerró las libretas y libros—. Si bien hay un poco de chantaje detrás de todo esto, no me hubiera negado de todos modos. Mis problemas con tu hermano no te involucran.

—¿Sabes que tu hermana me odia?

—Está resentida porque no se lo dijiste —rodó los ojos, Lambo se sentó frente a él—. No te odia, se le pasará pronto.

—A ella también...

—Es un capricho —bufó—. Es un imposible y lo sabe... Tú también deberías resignarte, muchacho...

—¿Te preocupas por mí?

—Tienes la misma cara que tu hermano, no puedo soportarte —se quejó—, pero igual que sucede con ese inútil... Nuestras familias, la mía, la tuya y la de Giotto, siempre han sido cercanas. Ustedes son importantes para mí...

—Lindo...

—Molesto —se cruzó de brazos—. Quisiera odiarlos.

—Pero no puedes, porque nos amas.

—Volviendo al tema —Lambo se tensó—. ¿Has revisado los ejercicios?

Desvió la mirada.

G suspiró.

La adolescencia era oscura, desistió.

—Intenté...

—¿Qué te mantiene tan fuera de ti? —indagó irritado— ¿Es por la situación en la que te encuentras? Lampo va a encargarse de todo, sólo debes soportar y entonces...

—No es eso —sonrió apenado—. Sé que lo resolverá, mis padres sólo están sorprendidos, pero todos sabemos que el niño no es mío.

—Es de Reborn y te ha tomado como niñera.

—No, tampoco es suyo —rodó los ojos—. Sólo... Una mujer se lo ha dejado, es todo...

—Y tú vas y lo aceptas —negó incrédulo—. Niño, valórate un poco.

—G...

—Venga, vamos a ver —frunció el ceño—. ¿Qué demonios ves en él? No lo entiendo, te trata mal, se burla de ti...

—Igual que tú...

—No, no, yo soy diferente, no nos compares —se ofendió—. ¡A diferencia de ese sujeto, yo sí sé apreciarte!

Small MiracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora