15. Bovino.

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Raro.

Lambo suspiró mirando el techo, la habitación estaba fría y él comenzaba a agobiarse. ¿Qué demonios andaba mal con Reborn? ¡Estaba comenzando a tener miedo! Primero que nada, evitó tanto como pudo el llamarlo "vaca idiota" o por cualquier otro apodo; segundo, se ofreció a llevarlo a casa y resolver el problema que Lampo no podía arreglar.

Y lo más perturbador, después de pedirle que se quedase con él hasta que tuviera que irse a casa de Aria, fue aquello que sucedió cuando iban a dormir.

El motivo por el que estaba en esa habitación de Narciso, Reborn... El mejor asesino ególatra e insoportable, egoísta como ningún otro y mujeriego hasta la médula... Ese Reborn, se fue a dormir al sofá...

Suspiró.

En serio...

Decidió dejar de pensar tanto en eso, sea lo que sea que estuviera sucediendo con ese demente no era su problema. No debería serlo, por lo menos. Es por ello que decidió levantarse y dirigirse al baño, su día recién comenzaba y no quería tentar a la suerte.

Si Reborn realmente era Reborn y no una mala imitación de él que quería dominar el mundo, entonces debería andar en la cocina preparando algo de café y quejándose cual viejita sobre lo incómodo que pasó la noche.

Sí.

Eso era lo normal...

Lo que esperaría, por lo menos.

Pero no pasó.

Una vez estuvo listo, Bovino salió de la habitación en dirección a la cocina, esperando ver a Lavina preparando algo o a Giotto en una crisis por no encontrar el biberón de Tsunayoshi.

Sin embargo...

—¿Ya despertaste?

—Bueno, estoy aquí —señaló la cocina y luego a sí mismo—. A menos que sea un sonmánbulo muy raro, creo suponer estar despierto.

—Me alegra tu maravilloso sentido del humor —pero estaba rodando los ojos como si no fuera así, Reborn acomodó al bebé y se giró hacia la cafetera—. Giotto está de malas, ¿puedes golpearlo por mí? No creo sentirme con ánimos de patearlo.

—¿Tuviste una mala noche?

—Me adueñé de la habitación de una reina del drama, tuve que cuidar de Tsunayoshi y escuché al hermano de tu mejor amigo llorar —sonrió en su dirección, taza de café y niño en perfecto orden—. No fue tan malo como pensé que sería.

—¿Tsuna no lloró?

—Aparentemente es un niño listo —apreció al tiempo en que Lambo se acercaba para tomar al bebé—. Tenía un plan en caso de que lo hiciera.

—¿Tirarlo al pasillo?

—Me conoces mejor de lo que pensé —guiñó un ojo, simplemente su buen humor empezaba a asustar al chico—. No fue necesario y tuve la mejor noche de mi vida, jamás había dormido tn tranquilo desde que Luce murió.

—Eres extraño.

—No más que la rubia haciendo berrinche en la entrada —bufó—. ¿Estás listo para irnos?

—Planeaba prepararme algo...

—Te invito a comer.

—Oye, sé honesto conmigo —suspiró sentándose frente a él, a esperas de que acabase su café para que salieran—. ¿Te estás muriendo y te sientes mal por mí? ¿Esto es porque Bianchi no me quiere hablar desde que se enteró de que estamos cohabitando?

Small MiracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora