19. Cambiar.

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Silencio.

Los problemas de Reborn con Vipper y Skull tardaron en resolverse más de lo que esperaban, al punto de que cuando llegaron al departamento el cielo se encontraba oscurecido. Era hora de cenar y ninguno tenía hambre.

Lal había tenido la gentileza de almorzar con Bovino, el asesino por otro lado...

Y entonces...

Reborn se dejó caer en el sofá, completamente agotado de tantas molestias en su vida y Lambo se dirigió a la cocina para buscarle un vaso de agua, una aspirina y quizás un poco de veneno para ratas también.

Estaba un poco de mal humor.

—Lavina...

—Nos veremos mañana en el aeropuerto, le he enviado toda la información que necesita —el chico asintió, el asesino agradeció con un gesto antes de tomar la pastilla y el vaso—. Esta noche solo estamos tú y yo, luego de eso pasará un tiempo hasta que nos volvamos a ver...

—¿Por qué no quieres que te visite?

Suspiró.

Bovino lo observaba completamente serio, Reborn se enderezó en el sofá y lo encaró mientras el chico se sentaba sobre la mesa de café que Fon le regaló cuando decidió comprar el departamento.

Nuevamente, maldijo a Colonello y todos sus muertos.

—No es que no quiera...

—Pero definitivamente no quieres.

—Bovino...

—¿Por qué? —insistió frunciendo el ceño— Reborn, ¿qué es lo que no me estás diciendo?

Y allí estaba...

¿Exponerse o seguir en el anonimato?

¿El orgullo y la dignidad o su tonto enamorado?

Oh, las dificultades de la vida...

Todo era culpa de Aria.

—Ya te lo dije, hay muchas cosas que debo hacer cuando esté en Japón —Lambo le miró mal—. Tienes la capacidad de hacer que te mire sin importar el dónde o el cuándo así que... No podré trabajar tranquilo.

—Eso nunca ha sido un inconveniente en los últimos seis años —bufó—. Si vas a inventarte una excusa, será mejor que sea algo más creíble, Reborn.

—Sólo intentaba ser lindo contigo...

—Sí, hemos comprobado que ser lindo no es lo tuyo —sonrió ligeramente y negó—. ¿Qué me estás ocultando? No voy a enojarme sin importar qué sea, sólo dilo.

—Como si me importase que te enojaras —rodó los ojos mientras volvía a recostarse—. No es nada malo, ¿vale? Es sólo allgo vergonzoso. Una tontería que se le ocurrió a mi hermana.

—Si es una tontería quiero saber con más razones —insistió inclinándose hacia él, Reborn se cubrió el rostro con una brazo y suspiró cansado—. Venga, sabes que me gustan las cosas estúpidas.

—Eso es porque eres estúpido.

—Bueno, este estúpido parece gustarte así que...

—Jamás he dicho que me gustes.

—Tampoco lo has negado.

—Entonces...

—¿Me dirás?

—¿Me dejarás en paz si lo hago?

—Te vas mañana y no sé cuándo vuelva a verte —el asesino lo escuchó suspirar—. No prometo dejarte solo, pero dejaré el tema si me dices.

Small MiracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora