Epílogo.

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Tres años.

Lambo frunció el ceño ligeramente frustrado y miró de una a otra, ¿rosa o azul? ¿Cuál color quedaría mejor para la decoración? Simplemente no podía decidir...

¿Por qué Nana le había dejado esa responsabilidad?

Suspiró.

—¿Sigues con eso?

—No es tan sencillo —negó mientras Giotto miraba las cintas—, tú eres el padre, ¿no?

—Eso supongo...

—¿Azul o rosa?

—¿Por qué el rosa es una opción?  —Bovino se encogió de hombros, suspiró— A Tsu le gusta el naranja.

—¿Cómo lo sabes?

—Nana me traduce sus balbuceos, ella dice que a nuestro bebé le gusta el naranja y por algo debe ser —Lambo bajó las cintas y buscó una del color señalado—. Más importante...

—Nada es más importante que el cumpleaños de tu hijos, estúpido.

—Vale, pues menos importante pero igual de necesario —rodó los ojos—. ¿Por qué te tomas esto tan en serio? En sus últimos cumpleaños no estuviste tan... Entusiasta.

—Para su primer cumpleaños había discutido con G y tuvimos una celebración pequeña con Nana en videollamada —y Reborn no se dignó a aparecer en imagen—. Para el segundo cumpleaños de Tsu, Nana acababa de llegar así que su tiempo con Tsuna era algo importante, es por eso que ahora...

—Ya, entiendo.

En pocas palabras, se había estado reprimiendo.

Tsunayoshi podía ser feliz, el tío Lambo lo amaba más de lo que demostraba cuando el tío Xanxus estaba cerca. Honestamente, Giotto estaba un poco sorprendido de lo bien que se llevaba su hijo con ese par, así como de la buena relación que estaba teniendo Nana con su padre.

Si bien ellos no regresaban todavía, la posibilidad de que pudieran estar juntos como cuando concibieron a Tsuna no eran tan bajas.

O eso quería creer.

Nana había regresado de Japón alrededor de un año atrás, sus noticias sobre la situación de su familia no eran precisamente buenas, pero su compromiso con Iemitsu había sido cancelado de manera mutua.

Ellos no se amaban, estaban hartos y simplemente no eran del agrado del otro.

Tsuna fue reclamado por Giotto como su hijo, por ende el apellido Sawada había sido rápidamente sustituido por Vongola, Xanxus mismo había sugerido que la madre del niño viviera con ellos y pues...

Todo bien, todo perfecto.

Ahora, sobre Lambo...

Bovino frunció el ceño mientras observaba las decoraciones, si bien el naranja no era su color, debía admitir que a Tsuna debería de gustarle... Y Nana no se negaría. Por lo menos eso esperaba.

Giotto le observó pagar por todo.

—Oye, Lambo...

El chico tomó las compras y lo miró de reojo mientras caminaban a la salida.

—¿Qué quieres?

—¿Has contactado con...?

El auto los esperaba fuera del local y Skull no tuvo reparo alguno en sonar el claxón para apresurarlos, se les hacía tarde y todavía debían buscar a Tsuna a la guardería, sin mencionar que Bianchi debería de esperarlos con más de tres conjuntos para el niño.

Small MiracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora