14. Favor.

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Algo andaba mal.

Giotto sólo ladeó la cabeza, exasperado de tener a Bovino caminando de un lado a otro frente al televisor. Tsunayoshi se encontraba dormido a diez pasos de ellos, Lavina preparaba la cena y Reborn iluminaba la habitación con su ausencia.

Y nuevamente...

Giotto ladeó la cabeza hacia el otro lado.

Maldición.

¡¡¿No podía quedarse quieto?!! ¡¡No le estaba dejando ver a Barnie, necesitaba verlo para comenzar a educar correctamente a su Tsuntsun!!

—¡¡Lambo, quítate de mi...!!

—¡¡¿Por qué demonios no ha llegado Reborn?!! —interrumpió encarándolo, el rubio se hundió en el suelo con un suspiro cansino— ¡¡¡¿Dónde demonios...?!!!

—Tenía una reunión con mi padre —bufó—. Venga, ¡qué importa! Déjalo ser, él es feliz cuando no está con nosotros.

—Pero...

—¡Además! —frunció el ceño mientras le indicaba que se quitara, Lambo no se movió— ¿No ibas a superarlo?

—Yo...

—Lambo, en serio... —el aludido bajó la mirada, se encontraba tan...— ¡¡Quítate que no veo!!

Ugh.

Lo supuso.

El adolescente se cruzó de brazos, mirando mal al adulto irresponsable. Estuvieron por gritarse cuando la puerta del departamento se abrió y el dueño del lugar hizo su maravillosa aparición.

Lavina salió de la cocina con un paño en las manos.

—Bienvenido.

—Buenas...

—¿Cómo ha ido?

—Perfecto... —parecía aturdido, los tres intrusos arquearon una ceja e incluso Tsunayoshi pareció tener un mal sueño— Ha sido mejor de lo que pensé, pero...

—¿Pero...?

Negó.

¿Qué demonios estaba...?

Suspiró.

Sus ojos se encontraron con Lambo, el joven retrocedió un paso, intuyendo que algo estaba jodidamente mal en el universo y Giotto agradeció eso.

¡Ya alcanzaba a verle la cola al dinosaurio morado!

—¿Q... Qué...?

—Pues... —dudó unos segundos, negó y caminó hacia la única mujer en la habitación— Tengo hambre. ¿Han preparado algo?

—Giotto cocinó algo mientras esperaba el comienzo de su... —le dedicó una mirada de reojo a la tv— Programa.

Reborn también miró hacia allí y seguidamente miró al bebé.

En serio...

Ese niño le preocupaba, ¿estaría realmente bien dejarlo?

Aunque el boleto ya estaba comprado así que... No. Definitivamente no podía arrepentirse.

—Sólo espero que no me haga vomitar...

Ella se encogió de hombros, el asesino pasó por su lado perdiéndose en la cocina y Lambo sólo miró hacia ellos.

¿Qué había sido eso?

¡¿Qué demonios había sido...?!

—Ugh, definitivamente algo está mal con él.

Small MiracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora