II

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Primer día en la academia.

No me lo podía creer. ¡Estábamos dentro! ¡Estábamos dentro de la academia! Era genial. Todos llegamos allí con una sonrisa en nuestros rostros y los ojos bien abiertos, observando el que sería nuestro hogar por los próximos tres meses. María se amarraba a mi brazo mientras Famous exclamaba un "Wow" cada vez que miraba hacia una dirección distinta. Pronto se escuchaban murmuros y algún que otro "Esto es la puta ostia". Una risa se me escapó al ver que la rubia que antes estaba algo impactada, corría a la cocina abierta para ver si había algo de alcohol; vaya chica. Su cara de desilusión me dio a entender que claramente y como era de esperar, no había ni una gota de su bebida favorita.

- Chicos, por favor, dejad las maletas a un lado y seguidme. - Avisó una mujer con voz potente y una gran presencia. Me parecía haber escuchado que se llamaba Noemí, aunque no lo sabía muy bien.

Desde hace ya un buen rato sentía como si no dejaran de mirarme. "Serán las cámaras, que ya están encendidas." pensé. Pero realmente era una sensación mucho más cercana y extraña, aunque he de admitir que no me sentía incómoda.

Ignorando aquella sensación, dejé la maleta justo en la entrada, junto a las de los demás, y me dirigí hacia la multitud que avanzaba hacia uno de los espacios que más usaríamos en nuestra estancia allí: la zona de baile y los box insonorizados. Julia se acercó a mí y me dijo que me sentara a su lado, a lo que asentí mientras caminaba hacia las escaleras que daban paso a esos cubículos cerrados donde se podía cantar sin que se te escuchara desde fuera. La morena pronto se puso a hablar con un chico el cual se había sentado a su lado derecho, así que yo simplemente me dediqué a mirar a mi alrededor.

Oh. Dios. Mío.

Es ella.

- Hola. ¿Está ocupado? - Preguntó ella. Estaba paralizada por completo, mirándola fijamente con un asombro bien disimulado.

- Eh... No, no está ocupado. P... Puedes sentarte. - No sabía ni cómo ni de dónde saqué fuerzas para hablar, pero aparentemente lo hice. Ella simplemente me sonrió con ternura y tomó asiento a mi izquierda.

- Cantas genial, sabía que entrarías. - Me susurró, y antes de que pudiera contestar, la mujer de antes nos llamó la atención para que hiciéramos silencio.

Creo que en ese momento yo no era yo, sino un tomate. Literalmente estar a su lado me causaba nervios, sentía que no podía respirar, aunque aun así era agradable. Una sensación cómoda. No sabría bien cómo explicarlo, pero no me disgustaba para nada su presencia.

- Bueno,... ¡Bienvenidos a la academia de Operación Triunfo dos mil diez y ocho!

Todos comenzamos a aplaudir con sonrisas orgullosas en nuestros rostros. Después de que el ruido cesara, siguió hablando.

- Yo soy Noemí y voy a ser vuestra madre aquí dentro, así que si necesitáis algo o tenéis algún problema, no dudéis en hablar conmigo. - Todos la escuchábamos atentos mientras sonreímos. - Os veo muy felices, eso me gusta. - Reímos levemente. - Bien, a continuación os haré entrega de los horarios que tendréis mañana, ya que a partir de ahora todo vuestro día estará organizado. Cada vez que os toque una clase diferente o un descanso, sonará una campana, algo así como en el instituto. ¿Hasta aquí bien? - Asentimos y yo miré a María, quien estaba sentada un escalón delante de mí y me acariciaba la pierna izquierda con su manos derecha. Noemí nos entregó los horarios y algunos le echaron un vistazo, yo por mi parte lo dejé en mi regazo. - Vale, pues son las cuatro y media, así que os dejaré lo que queda de día para organizar vuestra ropa y descansar o pasearos por la academia. Que tengáis un buen día, mañana comenzamos con todo. - Dijo con ánimo, terminando con una palmada.

Stay CloserWhere stories live. Discover now