Stay Closer

VII

(Natalia's P.O.V)

Por entre los agujeros de las persianas de la habitación, entró la luz del sol mañanero. Abrí mis ojos y dirigí mi mirada hacia la izquierda, donde estaba Alba, aún dormida a mi lado. Nada más verla, sonreí, no pude evitar hacerlo, no después de lo de anoche.

Sensible, cariñosa, tranquila, sensual, adictiva. Así era la sensación de estar con ella durante la noche. Simplemente fueron besos, besos largos y lentos, pero fueron besos sinceros. Podría jurar que me sabía cada centímetro de su cuerpo solo con mirar las yemas de mis dedos. Rocé mis labios con éstos y recordé, recordé cada toque, cada mirada de la que aun estando en la oscuridad, podía apreciarse el brillo de los ojos avellana que tanta calma me transmitían.

- Buenos días, Nat. - Una suave y ronca voz me sacó de mis pensamientos. Era ella. Mi mirada enseguida se clavó en la suya, buscando esa felicidad que emanaba.

- Buenos días, Albi... ¿Has dormido bien? - Aún hablábamos en susurro, ya que varios estaban dormidos. Se podían escuchar los sonoros ronquidos de Famous y de María. Vaya par.

- Muy bien... - Suspiró mientras pronunciaba esas palabras, moviendo un poco su cuerpo para poder quedar más arriba y así ver de cerca mi cuello.

Su cuerpo estaba abrazado al mío y yo rodeaba su cuerpo con mi brazo izquierdo, dejando que apoyara su cabeza esta vez en mi hombro. Una risita por parte de la rubia hizo que mis cejas se encarnaran.

- ¿De qué te ríes?... - La verdad, me preocupaba, aunque si se reía no era nada muy terrible. A no ser...

- Espero que hoy no haga mucho calor. - Comentó aún con la risa entre dientes.

- No me digas que... - Abrí los ojos como platos y me toqué el cuello.

- Vas a tener que usar bufanda. - Echó a reírse silenciosamente, poniéndose roja y retorciéndose en la cama.

- ¡Alba, maldición! ¡No tiene gracia! - Exclamé también susurrando, escuchando como algunos se despertaban.

- ¡Perdón... Perdón...! - Se disculpó la rubia entre risas ahora más leves.

Me había incorporado de la cama, pensando en lo que haría con los chupetones que me había dejado Alba. Maldición, estaba molesta, pero qué se le iba a hacer, era mi culpa. Sentí unas manos rodearme torso y tirar de mí, haciéndome caer de nuevo en la cama.

- No te enfades conmigo, lo siento... Es que, estás deliciosa. - Espetó ella con un puchero.

- No estoy enfadada, es que no sé cómo voy a cubrir esto sin parecer sospechosa. - Me sonrojé por el alago, aunque necesitaba una solución rápida al problema. - Y creeme cuando te digo que tú estas más deliciosa todavía.

- Eso no es verdad... - Se acercó y comenzó a besar mi mejilla y oreja izquierda. Lo hacía con timidez, como si estuviera avergonzada. - Lo que está claro es que solo con base de maquillaje no harás nada.

- Mhmn... - Suspiré, en parte preocupada y también pidiendo que siguiera con los besos. No quería salir a donde las cámaras podían vernos, no podríamos estar así de juntas durante el día.

Parecía que algunos ya estaban comenzando a despertar, así que Alba agarró la manta y nos tapó a las dos, ya que nos encontrábamos sin camiseta, simplemente en sujetador.

- Joder con la Reche y la Lacunza, de verdad que menos ruido no podíais hacer. - María se quejó desde su cama, incorporándose segundos después y pasándose las manos por la cara. -