XIV

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(Natalia's P.O.V)

Y su calor me inundó.

El reparto de temas de gala fue una auténtica pasada. El tema grupal nos encantó y todos estábamos muy contentos; sobre todo Marta, que había escogido un tema de Michel Jackson imposible de olvidar: Leave me alone.

Por otra parte, Miki y yo teníamos que cantar "Shallow" de Bradley Cooper y Lady Gaga. No habíamos visto la película en la que se cantaba ésta ya que la estrenaron poco después de que entraramos a la academia, pero desde la primera vez que la escuché supe que era muy sentimental y que sería una actuación hermosa. A demás cantando junto a Miki, que ya era un plus debido a nuestro buen rollo.

"La Llorona". Ese título era tan significante, que simplemente esas dos palabras te daban a entener que, la canción era de sentimiento desesperante puro y duro. A ella se la veía curiosa ante el tema y me hacía mucha gracia ver las muecas que hacía mientras repasaba la letra de la canción dentro del box.

- Hey. Natalia. ¡Natalia! - Miki me sacó de mis pensamientos con un arduo grito.

- Dios, me vas a dejar sorda. - Alegué, quejándome de las maneras de mi compañero.

- Perdón. - Soltó una carcajada irónica. - Para variar, te habias quedado atontada mirando a Alba, otra vez. - Recalcó el "otra vez" y me sonrió sabiondo, negando con la cabeza.

- No es culpa mía que esa belleza sea tan jodidamente mona. - Repliqué. Él simplemente le echó un vistazo a la ilicitana y regresó a mirarme a mí, asientiendo con lentitud. - ¿Ves? Y quien me lo niegue, se las verá conmigo.

- Warning con la señorita Lacunza, que revienta cabezas. - Bromeó, haciéndome reír. - ¿La cantamos otra vez? - Yo me levanté y me di media vuelta para arreglarme frente al espejo.

- Sí. Necesito entrenar ese agudo sostenido, que me noto que casi no llego. - Expliqué preocupada. Me resultaba algo difícil llegar a la nota, aunque solo era cuestión de acostumbrase.

- Pues vamos entones. Yo intentaré no ponerme rojo. - Se rió un poco y yo hice lo mismo, soltándome el cabello y mirando a mi reflejo. - Va. Tres, dos, uno...

Mientras hacía la cuenta atrás, recuperé el micrófono y avancé hacia el medio de la tarima de la pista de baile, lista para cantar junto a él.

(Alba's P.O.V)

Solté un suspiro sonoro, cerrando los ojos y quedándome un rato en silencio. La canción tenía una fuerza impresionante que, al cantar sola, no podía transmitirla de otra manera que no fuera sacándola y echándola hacia el público. Tal y como Itziar me dijo, tenía que desgarrarme, tenía que sentir que lo estaba dando todo pero yo no podía dar más.

- Porque me muero de frío... - Susurré, abriendo los ojos y saliendo del trance en el que me encontraba. Al darme media vuelta no pude evitar sonreír.

Me asomé fuera del box, cargando mi carpeta en el brazo derecho. Mis ojos se clavaron en el rostro concentrado de Natalia, quien cantaba con pasión al lado de Miki. Di algunos pasos lentos, bajando las escaleras una a una y me acerqué al ordenador, sentándome en el banquillo gris que había al lado. Dejé mi maletín en el suelo a mis pies y me quedé mirándolos hasta que la canción terminó.

- Wow... Espectacular. - Aplaudí con levedad, y tanto la pamplonesa como el catalán me miraron sonriendo.

- Gracias, Albi. Luego me gustaría escucharte cantar la tuya. - Comentó la morena acercándose a mí para dejar el micro en su lugar.

- Con gusto. Es muy cansado cantarla, sinceramente. Me deja agotada sentimentalmente hablando. - Expliqué en tono tranquilo para restarle importancia.

- Ay entonces no hace falta... No sé, si te cansas mucho, mejor que no. - Se me quedó mirando de manera preocupada e interrogante. Negué con la cabeza y le toqué la punta de la nariz.

- Tranquila. Nunca me cansaría de cantarte a ti, Nat. - Sonreí achicando los ojos aunque sin mostrar los dientes, ladeando la cabeza. Ella sonrió de manera nerviosa y boba, acercándose y dándome un beso en la mejilla.

Un beso más lento de lo normal.

Un beso que pedía algo más.

Miki se había puesto a charlar con Carlos, que se había acercado a avisarnos que la comida ya estaba por llegar. Eso no nos sacó de nuestro momento de caricias y Natalia me dio más de esos pequeños besos que tanto me gustaban. En las mejillas, nariz y frente, por supuesto. Me miró a los ojos, tímida.

- Me gusta este look. Fue con el que entraste a la academia. - Dijo comodando mi pelo con sus finos dedos. - Es muy suave.

- Chii... - Afirmé de manera tierna mientras ponía mis manos en su cintura, manteniéndola cerca de mí. - ¿Qué había hoy de comer?

- Ni idea... - Ella se quedó mirándome, bajando sus manos desde mis mechonea rubios hasta mis mejillas.

Me percaté de que estábamos totalmente solas ya que los dos chicos se habían marchado, probablemente tendrían hambre, o no querrían ser los candelabros. Esta idea me dio gracia y sonreí levemente mientras la miraba.

- ¿Sucede algo, Nat? - Ella negó después de un rato. Estaba tan concentrada que ni me había escuchado, simplemente repasaba mis facciones con sus dedos y sus pupilas. - No tienes por qué memorizarme, sigo aquí y no planeo irme... - Susurré con calma.

- Es que... A veces siento que eres demasiado efímera, Reche. - Tragué saliva y la abracé, continuando sentada en el banquillo que me daba bastane altura, dejándome al mismo nivel que ella.

Oculté mi cara en su cuello, justo debajo de su mandíbula, inundadas en un silencio cómodo y cálido. Ella me abrazó por la nuca y la cabeza, ajustando la distancia ya casi inexistente y manteniéndome contra ella. Acarició mi pelo con una mano, llevándome a un estado de paz que jamás había sentido con cualquier otra persona. Solo ella ers capaz de provocar eso en mí, y solo ella podía arrebatármelo si se iba.

Levanté un poco mi cabeza y acerqué mis labios a su oreja. - Tu elocuencia me cautiva, Lacunza. - Admití de todo corazón, dejando finalmente un beso tierno en su mejilla. - ¿Te parece si vamos a comer? Me muero de hambre.

(Natalia's P.O.V)

No tenía ni puñetera idea de cómo habíamos llegado a esa situación, pero simplemente disfrutaba el momento. Amaba estr cerca de ella, poner oler su perfume dulce, poder rozar su piel con la mía... Lo único que no podía hacer en estos momentos y que, lamentablemente, era lo que mas ganas tenía de hacer era: Besarla. No podía, al menos no durante el día.

Sus palabras me provocaron un escalofrío. Uno leve pero enérgico, que me erizó la piel.

- M-Me... Me parece genial. - Aún estaba recuperando mi cordura después de que ella hablara. Soltó una pequeña risita pícara y se bajó del banquillo. - Ups, cuidado.

- Ay, perdón. - Me pisó el pié izquiedo al bajarse, y aunque no con fuerza, la manera en la que se disculpó fue como si me hubiera hecho daño con brusquedad. Me causó mucha ternura.

- No pasa nada, tranquila. Mi pié sigue vivo. - Moví un poco el tobillo y comencé a caminar hacia la puerta que daba a la zona de entrada, con una sonrisa amplia y el estómago vacío. Ella me seguía, revolviendo un poco su pelo.

Hoy sería un día movido. Y mañana... Mañana tenía una cuenta pendiente que resolver, por ello había hablado con Noemí sobre el tema. Lo que tenía muy claro es que, a partir de ahora:

Se acabó el bollo drama.

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Este capítulo no tiene mucho contenido emocionante, pero quiero daros algo de azúcar para la vida. 😂😂💗

¡Os amo!

- Una peseta más. ✨🌈

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⏰ Last updated: Nov 17, 2018 ⏰

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