Capítulo III

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El inicio de todas las mañanas, se resumen en mis "crisis de ausencia", esto quiere decir, que cuando me levanto y abro los ojos después de una larga noche, siempre, detengo mi mirada en un punto fijo, viajo, me voy, me desconecto, literalmente de este mundo, me quedo quieta y no hago ningún movimiento, como si estuviera navegando a una dimensión desconocida, una donde está es más interesante, que la simple decoración de mi habitación.

Mi cara es inexpresiva; ojos bien abiertos y mirada ausente. Justo ahí, donde las personas creen poder verte observando un zapato, la pared, un cajón o alguna otra cosa material, cuando lo cierto, es que tu mente deambula vagamente. Regularmente este proceso me dura unos pocos segundos, pero interiormente resulta una eternidad.

Cuando acaba esta extraña descarga, continúo con lo que sea que estoy haciendo como si nada hubiese pasado.

—Jade, cariño —una voz dulce, proveniente detrás de la puerta de mi habitación, me regresa de nuevo a la realidad.

—¿Si? —pregunto desconcertada, mientras empiezo a rebuscar en el cajón mi ropa.

—Ya esta listo el desayuno cielo.

—No tardo, ma' —grito, mientras doy un salto disparada. Voy tarde, ¡Joder!, otra vez. Camino de un lado para otro.

Una vez lista, empiezo a sacar libros y cuadernos que no utilizare en este día y a guardar en mi bolso los que sí, cuando una papel negro cae deslizándose por la cobija de mi cama hasta caer en la pequeña alfombra blanca de pelusa.

Lo recojo y lo observo; es un papel un tanto extraño, como si le hubiesen pasado varias veces con un marcador negro intenso sobre esta, sin quedar un solo rastro del color original blanco.

Mi habitación, en este momento me resulta sofocante, el silencio que lo llena y el latir de mi corazón palpita en todo mi espacio.

Miro, miro, y miro el papel en mis manos, no dejo de mirarlo indecisa en abrirlo, pero la curiosidad puede conmigo con fuerza que no me había dado cuenta hasta que punto y momento desdoble las cuatro partes de la hoja y mis ojos caen en picada en aquel papel, en el maldito papel.

Dejo de escuchar, todo en mi desconectó, mi garganta se secó y todo en mi paró. Mis manos empiezan a temblar y una gota de sudor recorre por mi mejilla hasta caer ruidosamente en el piso de madera.

Una corriente eléctrica choca estruendosamente con mi cerebro y me devuelve a la realidad, cierro los ojos con fuerza y un mareo me hace sentar en la cama, empiezo a inhalar y exhalar rápidamente.

Poco a poco empiezo a percibir el sonido proveniente del comedor, la voz de mi padre riendo y una licuadora haciendo su trabajo.

Inhalo y exhalo.

¿Qué es esto? ¿Qué clase de broma es ésta? ¿Que mierda esta pasando?

En la hoja, está escrito con recortes de letras grandes provenientes de periódicos:


"Estoy en todas partes. Recuerdalo..."

—TJ.


Me resulta intimidante la manera y el debido tiempo que esta persona tan retorcida se tomó de recortar perfectamente dichas letras, para posteriormente pegarlo por encima de la hoja en una alineación tenebrosa, como si hubiese utilizado una regla antes de pegarlas...

—¡Enana! —entra Kyle abriendo la puerta de un sopetón y rápidamente meto la hoja debajo de la almohada.

—¿No puedes siquiera tocar? —el tono de mi voz es molesta.

El tormento de Jade (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora