El tormento de Jade (Pausada)

Capítulo II

Pierce.

El ser humano más extraño que jamás haya visto, un aura oscura lo invade, que cualquiera que se le acerque termina emanado profundamente.

Realmente no sé mucho de él, porque que nunca hemos cruzado palabra alguna.

¿Por qué siento que si?

Cuando retome mis estudios, el primer día que llegué y entré por la misma puerta con la que actualmente acabo de entrar minutos atrás, lo mire, así, justo como lo estoy observando ahora, sumergido en sus propios pensamientos, que de alguna manera no había deseado tanto en mi vida, poder leerlos. Desde entonces no he podido dejar de pensar en él, es como si se hubiese convertido en esa pieza faltante en mi vida y aunque suene malditamente cursi, lo he llegado a considerar un ángel guardián. Tampoco soy estúpida para no darme cuenta de su presencia, de sus miradas, de ese olor que lo delata y que de algún modo me vuelve loca.

¿Quién carajos eres Pierce?

Es que no puedo siquiera negar lo evidente, me atrae, es una atracción tan fuerte, tan única; ojos con una mezcla entre azul y verde, junto a esas largas pestañas y cabello castaño, esa camiseta negra ajustada a su cuerpo, ¡Caray! esos tatuajes, me hace querer trazar cada uno de ellos con mi dedo índice, y sus labios; ¡maldición! ¿Alguna vez podre probarlos?

El borrador tocando sus labios me resulta tentador...

<< Besalo.>>

Shh...

Su mirada choca con la mía e inmediatamente dirijo mis ojos al techo, finjo estar interesada en el color y estructura de ésta. A los poco segundos me incorporó bien en mi asiento, justo en el momento que el profesor Bramson entra a mi campo de visión.

—¡Buenos días! jóvenes —dice, mientras acomoda su maletín negro sobre el escritorio y comienza la clase junto a esas miradas tan incómodas.

Aquí vamos.

El profesor Harry Bramson es un hombre casado, lo sé por varias fuentes. Es llamado: "El profesor Ken", por la elegancia con la que viste, no es viejo, aunque con esa barba lo hace lucir con un poco más de años, pero pasa desapercibido el cuidado que éste tiene con su cuerpo, para su edad, se cuida bastante bien. La mitad de las chicas que residen en esta universidad, se le han insinuado, recibiendo un rechazo educadamente por su parte.

—Jovenes necesito un ensayo escrito sobre que es para ustedes la literatura, lo necesito con sus propias palabras, no quiero Wikipedia, Rincón del vago, Yahoo!, ni cualquier otra fuente, ustedes serán su propia fuente. Traten de describirlo de manera única, fresca y fácil de entender, sean meticulosos y exigentes con cada línea y argumento que plasmen, necesito que la información sea presentada lo más clara posible —expone, mientras me dedica una mirada rápidamente —la buena noticia es que será en parejas y la entrega es para el día lunes de la siguiente semana —sonríe satisfecho con su Biblia, digo, discurso.

Tiene bonita sonrisa.

Mientras deambulaba en mis pensamientos, no había notado que todos ya habían elegido a su compañero de trabajo.

—Se pueden retirar, nos vemos mañana chicas y chicos —sentado en su escritorio, está el profesor Bramson entre observando unos papeles y a mi.

¡Maldición! me tocara hacer el ensayo sola. Empiezo a guardar mis cosas de mala gana en el bolso.

Escucho que alguien carraspea la garganta, obligándome a levantar la mirada lentamente para descubrir al autor de ello, en el proceso me encuentro con ese olor tan peculiar; una mezcla única entre tierra mojada y menta.