El tormento de Jade (Pausada)

Capítulo VI

Se puede escuchar la incesante y las fuertes gotas de lluvia aterrizar con estruendo en el material duro del techo. Estamos en pleno octubre, a pocos meses de empezar el invierno de lo cual esperaba un clima tan bipolar como este. En la mañana estaba el sol en todo su esplendor y ahorita, es como si se fuese apagado minuciosamente. ¿Será que los climas tambien tienen sus ánimos? ó ¿Será el clima una mujer? No lo sé. ¡Al carajo! son de mis favoritos.

Sonrío melancólica con la vista fija en la ventana.

—Señorita Johnson —una voz calida llena mis oídos.

—¿Si? —giro la vista al frente, encontrando una manada de pares de ojos bien abiertos observandome.

Ok ¿Qué me ven? esto es demasiado incómodo.

—¿Quiere explicarnos el tema? —pregunta, la profesora Garrison con sus manos en la cadera.

—Em... yo... —me rasco el cuello un tanto nerviosa.

¿De qué carajo están hablando? Hecho un ligero viztaso al pizarrón y el título con letras grandes: "Dante Alighieri y Beatriz Portinari"  Se hace presente en mi visión.

—¿Qué piensa del amor que Dante le tenía a Beatriz? —pregunta, mientras empuja sus lentes con los dedos de su mano hacía el puente de su nariz antes que estos se resbalaran más y se caigasen.

Trago duro.

—Bueno... —miro como todos me prestan atención —era un amor imposible, un amor sin correspondencia, sin esperanza. Algo egoísta por parte de Beatriz —respondo con seguridad.

—¿Egoista? —una voz ronca y varonil me hace girar en esa dirección —¿por qué? —la pregunta de Pierce me saca de balance.

—¿Qué? —mi expresión es confusa.

—¿Qué pensarías si alguien siente por ti un amor tan profundo como le prodigaba Dante a Beatriz? —una sonrisa plana aparece en su rostro.

Pierce ¿A que estas jugando?

Carraspeo la garganta.

—Que alguien te considere una "Musa" y te ame con tanta fuerza de manera sublime e idealista, deberías sentirte alagada, pero Beatriz lo consideraba algo insano, algo enfermizo. ¿Qué esperabas? ¿Un amor como Romeo y Julieta?. Esto fué distinto —digo, mientras observo sus oscuros ojos, a pesar de tenerlos de color, los cubren una ligera capa negra.

—¡Vaya! Estoy impresionado —Chasquea los labios sin preocupación —una respuesta muy egoísta de tu parte.

¿Qué?

Las miradas de nuestros compañeros inclusive de la profesora en nuestra dirección, son curiosas y a su vez muy confusas.

—Es una respuesta realista —corrijo segura —no me importaría ser una Beatriz, a la que busca Dante en las puertas del Infierno.

Una carcajada inunda en mis oídos.

—Es lo más ridículo que he escuchado hoy —dice, Pierce con la mirada fija enfrente.

—¿Tienes algún problema? —alzo la voz con molestia.

—Tu eres el problema, eres el infierno; eres mi... —se calla abruptamente y me observa con una mirada de nostalgia y a su vez muy desafiante.

—¿Soy tu qué? —lo fulminó con la mirada.

De pronto siento mucho calor, mis mejillas arden y estoy segura que no tardara en estallar toda la ira que llevó dentro de mi; una erupción como la de un volcán. No puedo creer que literalmente acaba de declararme ¿la hija del demonio? ¿Dijo infierno? ¿Es enserio?. ¡Por dios! Que estupidez.