Capítulo XI

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Pierce.

11:16 am.

Me encuentro en una banca alejada del campus de la universidad. Suelo venir aquí cuando ya no puedo más. Mi cabeza no para de dar vueltas, mi mente se siente cansada y mareada de tanto especular razones y motivos por los cuales Jade no vino a clases, y mucho menos del porque no contesta mis mensajes.

Esta chica siempre fue el dolor de cabeza mas hermoso que me ha dado, me esta volviendo loco, después de lo que pasó entre nosotros he tratado a toda costa de dejar enterrado todo eso en el pasado, y por más que trato de olvidarme de ella no puedo, no, si siempre esta acercándose a mí con esa carita tan dulce, con esos hoyuelos que se le forman en sus mejillas al sonreír y esos preciosos ojos verdes que me tienen idiotizado desde la primera vez que la vi entrar por esa puerta a clase de literatura.

"Era la chica mas hermosa que había visto, destacaba entre todas, ella era diferente. Era como si hubiese encontrado en ella ese hilo rojo y estaba seguro de que esa chica pensaba igual".

Cuando era pequeño mi madre una vez me dijo que algún día encontraría a mi alma gemela, a ese hilo rojo invisible: «Es cuando dos personas están destinadas a ser, a encontrarse, sin importar el tiempo o lugar. El hilo se puede estirar o contraer, pero jamás romper».

Y a pesar de las circunstancias, Jade y yo de alguna forma nos encontramos conectados de una sensación única, algo impredecible y misterioso, pero a la vez apasionante. Es como una fuerza inexplicable que nos une cada vez más, ya no es algo opcional, no se trata de mi o de ella, se trata del destino, por mas que me vaya en contra de ello, no puedo, eso es algo que ya me quedo claro desde hace dos años.

Sonrío con tristeza.

—Hola chico oscuro —una voz me saca de mis cavilaciones.

La observo.

—¿Qué haces aquí? —la fulmino con la mirada —¿En que quedamos?

Laura es una compañera de clase, coincidimos en mi bar favorito hace tiempo, debo aceptar que es muy alivianada y demasiado chispeante, realmente me la pasaba muy bien con ella, hasta que una noche nos emborrachamos y terminamos en su departamento desnudos, jamás me había arrepentido de algo en la vida, hasta que me acosté con ella. Siempre le deje claro que no buscaba ninguna relación con nadie y que esta sería la ultima vez que estaríamos juntos de esa manera, pero por supuesto que no fue así, seguimos con nuestras salidas clandestinas y noches divertidas en su departamento. Luego me empezó a cansar su actitud y celos estúpidos, decidí cortar con esa situación y hace mas de un mes que no la he vuelto a tocar y mucho menos salir con ella, pero claro, siempre la encuentro en cualquier lugar.

—Que aburrido te estas vuelto —hace pucheros con sus labios gruesos y rojos. Por un momento se me antojan besarlos y morderlos, pero luego recuerdo que esta loca y se me pasa.

—Y tu que insistente te haz vuelto —suelto enfadado —antes no eras así.

Ella esboza una sonrisa triste y se acomoda un mechón de su cabello negro detrás de la oreja. Se acerca a mi lado y roza su pierna desnuda con la mía.

—Te extraño —dice —extraño nuestros momentos en el bar, Félix es un idiota y nada divertido.

La miro dudoso y me alejo un poco de ella.

El tormento de Jade (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora