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Los días últimamente pasaban tortuosamente lentos, o al menos así lo sentía JungKook.  Su rutina diaria se había vuelto por completa aburrida y solo lograba frustrarlo constantemente.

En ese momento, se encontraba comiendo en el patio del colegio. Ese día, para su hermosa suerte, tenía contraturno y por ello ahora tenía que quedarse unas cuantas horas más en aquel lugar.

Con los auriculares puestos y la música sonando en sus oídos se mantenía despierto, era todo lo que necesitaba para no tentarse a mandar a todos al demonio.

Comía lentamente su sándwich de quién sabe qué, lo había comprado al frente del instituto ya que cuando fue a preguntar en el negocio de éste la vendedora le dijo que ya no le quedaban. Para su jodida suerte, a los pocos minutos de haber vuelto del negocio del frente con su sándwich misterioso, uno de sus compañeros apareció con un maldito sándwich en la mano que, sabía muy bien, era del puto negocio del instituto. Esa maldita mujer no le había querido preparar anteriormente su jodido sándwich, la gente solía tentarlo a acabar con sus vidas constantemente.

Realmente había tenido la idea de hacer atorar con el sándwich, pero no sabía a quién; A la vendedora perezosa que por pura flojera de levantarse, le dijo que no quedaban más sándwich o a su compañero que pasó comiendo tranquilamente el sándwich que debería haber sido suyo.

Respiro profundo y continuó comiendo, le quedaban pocos minutos para volver a la clase y comenzar a escuchar nuevamente la voz irritante de su profesor.

Observó a un lado del patio y se encontró con los ojos del castaño puesto en él. Lo ignoró completamente volviendo a comer su sándwich, no estaba de humor ni siquiera para hablar con su mejor amigo, así que menos podría soportar al primo de éste.

Se levantó de su lugar minutos después de haber acabado su sándwich. Tomó sus cosas con flojera y luego caminó en dirección a su salón de clases. 

Sintió unos pasos viniendo detrás de él, aunque siguiera con la música sonando en sus oídos. No le dio mucha importancia, simplemente siguió su camino, hasta que llegó a su destino. Ingresó al aula y esta lo recibió con una paz estremecedora por el hecho de que nadie se encontraba aún allí.

Tomó asiento en su lugar de siempre. Nadie nunca ni se había fijado en su asiento, porque tenían más que claro que ese era su lugar y que nadie más que él podía ocuparlo. Y menos debían hacerlo ese día, ese día en serio estaba de malas, así que ya tenía planeado llegar a su casa y acostarse a dormir por unas largas horas.

No levantó la mirada de su celular hasta que alguien apoyó su mano en la mesa que ahora ocupaba. Levantó la vista con desgano y se encontró con el castaño y el ceño fruncido de este.

—Me ignoraste  —se quejó TaeHyung con un leve puchero en sus labios. Miró como JungKook se sacaba con una paciencia frustrante los auriculares para mirarlo con el mismo desinterés que le demostro desde el principio—. Me viste y no me saludaste —acusó en un susurro, observando con reproche.

— ¿Por qué debería ser YO quien te salude? También puedes hacerlo tú —contraataco JungKook, lanzando una mirada desafiante hacia el contrario—. No estoy de humor TaeHyung, así que por favor, vuelve por donde viniste ¿Sí? —pidió, volviendo a colocarse los auriculares en sus oídos. Su atención volvió a su celular y le subió el volumen a la canción que en ese momento estaba escuchando.

TaeHyung no se movió de su lugar. Por el contrario, se quedó observando al contrario sin parecer afectado por su brusca petición y eso solo comenzaba a molestar aún más de lo que ya estaba a JungKook.

De repente y con una rapidez admirable, arrancó de las manos ajenas el celular de JungKook y este ya no sabía de dónde sacar fuerzas de voluntad para no mandar a la mierda al chico entrometido que tenía de primo su mejor amigo.

TaeHyung por su parte, había pensado en pausarle la música y hablar con él, pero descartó instantáneamente esa idea, cuando noto que su rostro se suavizó cuando simplemente empezó a escuchar la melodía de la canción que ahora escuchaba.

Se dirigió a la notas y escribió algo ahí. Se sorprendió por el poco interés brindado por el pelirrojo, este no tenía ni una leve idea de lo que él estaba haciendo en su celular pero ni eso fue razón suficiente para sacarlo de su casillas, había recibido apenas un pequeño movimiento a la defensiva pero luego solamente lo observó sin ninguna expresión en su rostro.

Una vez terminó de escribir lo que quería, le entregó el móvil a su dueño antes de despedirse de él en un leve murmullo.

JungKook observó irse al castaño hasta que se perdió por la puerta de salida. Dirigió su vista hacia su celular y lo desbloqueo con rapidez. La pequeña nota que le había dejado el castaño hizo presencia frente a sus ojos, logrando sacar una pequeña sonrisa de sus labios y ayudándolo a calmar toda esa tensión acumulada en su cuerpo.

~No dejes que un mal día te haga sentir que tienes una mala vida~

Tengan en cuenta esa frase, todos alguna vez tuvimos días malos, así que recuerden esa frase en esos momentos

Gracias por leer :3
Nos leemos pronto ^^
No olviden dejar su voto me hace de gran ayuda 💞

"El Chico De Cabello Rojo"✨KookTae✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora