DARK KISSES ━ CHANGLIX

¡ dos !

Los rosados labios de Felix se amoldaron perfectamente a los del contrario, haciendo una leve presión con el fin de sentirlo más y más.

Era sábado, y esta era la segunda vez que se encontraban en aquella esquina para comerse a besos. Era irónico que conocían el gusto sus bocas, pero no sus nombres.

—Soy Felix —habló entre besos, separándose un poco en un mero intento de ver la cara del contrario.

—Ya lo sé.

—Tengo dieciocho años.

-También lo sé.

—Bien —Lee tomó al muchacho por la barbilla aprovechando la diferencia de estatura y lo acercó a sus labios—. ¿No vas a decirme tu nombre?

—No.

El aliento a alcohol del chico misterioso se mezclaba con el de menta de Felix, causando un escalofrío en el extranjero. Atrapó sus labios en un beso mucho más salvaje y fugaz que los anteriores, con poco cuidado y bastante torpe. Un sabor metálico inundó la garganta del más bajito luego de sentir como Lee mordía su labio inferior.

—¡Ey! ¿Por qué me mordiste?

—Así me das algo de información. Puedo morderte en donde quieras para que me digas cosas sobre vos.

—Tengo diecinueve.

Felix volvió a acercar sus labios a los del más bajito, tomándolo de la cintura para acercarlo hacia sí. Sus manos jugaban con la costura de la remera del mayor, de vez en cuando colándose por debajo y acariciando su piel. Era tan suave y tibia; totalmente contraria a la de Lee, que solía estar fría como el hielo.

En un rápido movimiento, cambió las posiciones, y ahora, el más bajo se encontraba acorralado entre dos paredes y el cuerpo de Felix.

—¿Por qué me besaste el jueves? —preguntó intentado reconocer a quien pertenecían los ojos que estaba observando.

—Porque estás bueno.

—Bien, no era lo que esperaba, pero gracias.

La espalda del bajito sintió un escalofrío cuando Felix pasó lentamente su mano su columna vertebral. No iba a aguantar mucho con Felix Lee tocándolo de esa forma.

—¿Y cuál es tu nombre?

—Es confidencial.

Lix bufó e hizo ademán de irse.

—Oh, Yongbokie se enojó —el mayor lo tomó de la muñeca y volvió a acercarlo a su cuerpo—. Quiero un beso más antes de que te vayas

—No quiero darte besos —escuchó al contrario decir algunas cosas que no llegó a entender—. Que esté bueno no significa que me deje besar por cualquiera.

—Nunca dije eso, pero lo hiciste...

—Tonto.

—Soy Bin —el bajito habló, tomando a Felix por el cuello y acercando sus bocas—, decime Bin.

Sus labios se rozaron y Lee no pudo contenerse; atacó al más bajito como si de eso dependiera su vida. De morder, besar, succionar y chupar los labios del pequeño Seo Changbin.