Sin Salida [SasuNaru]

Capítulo 15

Su brazo dolía pero lo bueno es que había logrado salir de su encierro.

Salió a prisa ya que se había tardado mucho tiempo además de que estaba seguro de que Sai no esperó hasta la mañana para irse llevándose de paso a Naruto.

Aunque igualmente no creía que estén lejos porque era muy peligroso estar tanto tiempo expuesto y suponía que Sai no era 'tan' estúpido para hacer aquello sabiendo que llevaba a alguien que no se podía defender por si mismo.

—¿Hacia dónde vamos? —preguntó Ino nerviosa. Con solo ver a ese hombre en tal estado se le habían puesto los pelos de punta.

—Tiene que haber otra salida o quizás podríamos quedarnos a descansar y luego vemos.

—Me parece bien. No me gusta nada andar por ahí sabiendo que ahora hay esas cosas ¿Qué son?

—¿Zombies? —preguntó Sakura— Locos… no lo sé. A mí tampoco me gusta. Se ven peligrosos.

—Odio el terror y parece como si ahora mismo estuviese en una película de ese género.

—A mi me gusta pero no estar viviéndolo. Eso es muy diferente. ¿Estas lista? —preguntó Sakura cuando se detuvieron frente a una ventana.

—Nunca lo estaré.

—Bien, entremos.

Ino detuvo a la pelirosa antes de que esta rompiese el vidrio.

—¿Y si hay alguien dentro? —preguntó atemorizada.

—Le pediremos ayuda.

—¿Y si…? —No se atrevió a terminar la pregunta.

—¿Y si es uno de ellos? Ya veremos. Si quieres espérame afuera, y te avisaré si es seguro.

Ino asintió y Sakura con el codo pegó un golpe en el vidrio rompiéndolo. El ruido provocó que el sujeto que estaba abajo comenzara a gruñir y chillar frenético.

—Tengo miedo.

—No te preocupes, no creo que sepan subir escaleras —dicho esto cruzó la ventana.

—Sas… Sasuke.

Sai se despertó al oír al rubio intentando pronunciar algo.

—¿Qué sucede? ¿Estás bien? —le preguntó enderezándose y acercándose.

—Sasuke… ¿Dónde…? Él.

—Él está bien, solo un poco cansado —mintió—, está durmiendo ahora así que no lo llames ¿Y tú? ¿Cómo te sientes? —Cambió de tema.

—Mal —no tenía ánimos de mentir y fingir que estaba bien porque ciertamente se notaba a leguas que no era así—. Me duele todo y tengo sed.

—Aquí tienes agua —Sai sacó de la mochila una botella de agua que el día anterior había guardado—, toma despacio —le dijo ayudándolo al ver que él no podía solo.

—¿Volveremos a casa? —preguntó luego de haber tomado agua.

—¿Que?

—Quiero ver a mamá —terminó por decir cerrando los ojos quedando dormido.

Sai lo observó en silencio. Lamentaba en cierto modo que le haya pasado tal cosa al rubio. No se veía que era una mala persona. Solo un chico desafortunado que tuvo muy mala suerte estando en el lugar y la hora equivocada.

—Lo lamento —sentía que debía disculparse porque tal vez lo que ocurriese más adelante no sería nada bueno para el rubio.

Cadáveres.

Eso es lo que buscaba Sasuke.

Sabia que por donde haya ido el idiota de Sai seguramente se habría cruzado con al menos un infectado o un militar por consiguiente hubiesen peleado y hubiese quedado un cadáver o más.

Solo deseaba que ninguno fuera Naruto.

Del edificio primero fue tres cuadras hacia un lado y al no ver ninguna pista fue hacia el lado contrario.

Obtuvo el mismo resultado por lo que se fue para las calles que cruzaban tras el edificio y ¡bingo! Encontró lo que buscaba.

—¡Sakura! ¡Sakura! —gritó Ino y Sakura se asomó por la ventana.

—No hay nadie ¿Qué sucede? —preguntó al ver a la rubia demasiado pálida.

Ésta apuntó hacia dónde terminaban las escaleras, al callejón.

—Está subiendo —dijo horrorizada.

Sakura también lo vio.

El sujeto no subía como un ser humano normal subiría las escaleras. Este se arrastraba por ellas y con sus manos se aferraba a un nuevo escalón subiendo un poco más.

—Maldición ¡Entra! —ayudó a Ino a pasar— Ayúdame a mover esto.

Entre las dos movieron un mueble dejándolo atravesado frente a la ventana.

El sujeto no es como si subiese velozmente. Pero sabían que no le tomaría igualmente mucho tiempo en llegar hasta donde se encontraban ellas.

Sasuke siguió el rastro pero se detuvo al oír un gruñido. Afianzó el agarre sobre la barra de metal que había recogido instantes atrás y sin pensárselo dos veces volteó y bateó la cabeza del infectado, este cayó desparramado al suelo gracias a aquel golpe.

—Si les doy lo suficientemente fuerte no es necesario golpearlos una y otra vez para que dejen de moverse —se dijo a sí mismo viendo a la mujer que yacía inerte en el suelo con un gran hueco en la cabeza.

Miró hacia los alrededores buscando algo que le indiqué que por allí había pasado el pelinegro.

—¡Fantástico golpe el que has dado! —oyó y vio a tres sujetos acercándose.

—¿Quienes son ustedes? —los miró con él ceño fruncido.

—Eso debería de preguntarte yo a ti —dijo un sujeto de cabello gris violáceo— ¡¿Quién demonios eres y por qué diablos mataste a esa perra?! —le apuntó con una escopeta recortada la cual sostenía hábilmente con una sola mano listo para disparar.

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