🌸Segunda Temporada de "Sentimientos Ghoul"🌸
¿Como entender que olvidaste todo lo que pasamos?¿Todo lo que hicimos?
Me siento tan culpable del haberte dicho todo eso.
No hubiera abierto mi gran bocota si hubiera sabido que esto iba a ocurrir.
Nuest...
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"Dulce o... ¿Bebé? "
Narrador omnisciente
Semanas pasaron, y el día de brujas llegó a Tokyo, 31 de Octubre. Y Touka se encontraba dando unos últimos toques de maquillaje al rostro de Kaneki.
—¡Terminé! —Sonrió al ver su obra maestra, no se le daba tan mal.
El rostro de Kaneki estaba más pálido de lo normal, con sus ojos más oscuros y su cabello hacía atras. Simulando ser un vampiro.
—¡Muy bien Touka-chan! —Sonrió ampliamente mirándose al espejo.
En la noche de hoy harían una fiesta de disfraces en Anteiku, que era exclusivamente para los miembros y clientes ghouls del lugar.
Touka había diseñado a duras penas un traje muy lindo de Harry Potter. El uniforme verde, característico de la casa de Slytherin, se le veía sumamente bien. Y ni hablar del resto del uniforme... El pelinegro de su futuro esposo podía pasarsela viéndola.
—¿Dónde estan mis lindos elfos? —Preguntó saliendo de la habitacion ya lista.
Sus dos niños estaban correteando alrededor del sillón, siendo perseguidos por un Kaneki de colmillos afilados.
—¡Ma!¡Ma! —Gritaron ambos antes de lanzarse a los brazos de Touka.
—Su papá es muy malo. ¿Verdad? —Los abrazó Touka depositando muchos besos sobre sus mejillas.
Kaneki soltó una sonora carcajada antes de acercarse a ellos y brindarles un abrazo. Pasaron unos minutos en esa posición hasta que las agujas del reloj marcaron las 20:00hs
—Voy al auto, te espero allí —Le sonrió Kaneki siendo arrastrado por sus hijos al auto.
Touka asintió con una sonrisita mientras movía su mano burlonamente. Sus hijos le habían tomado mucho cariño a su padre, y le encantaba demasiado.
—Debería cerrar las ventanas —Se dijo a si misma dirigiéndose a ellas con seguridad. Más no llegó a ellas. Corrió hacía el baño más cercano y se tiró al piso cerca del retrete. No sabía que pasaba, estaba devolviendo toda la carne que comió esta mañana. Tal vez se le había infiltrado algo que no debía comer y terminó por devolverlo.
O al menos eso pensaba días atrás.
—No hay duda —Murmuró reincorporandose— Estoy casi segura de que es lo que estoy pensando —Dijo acercándose al lava manos para poder lavar su boca y dirigirse al auto con naturalidad. Aunque su expresión la delataba completamente ante los ojos de Kaneki Ken.
—¿Pasa algo? —Preguntó animandose a tocar su frente— Estas pálida, y eso que no te maquillaste... Ni nada —Se preocupó.
Touka solo se limitó a mover la cabeza, indicando que todo estaba bien con ella. Pero Kaneki no era tonto... O bueno sí, pero podía notar que algo no estaba bien. Hace unos días atrás había ocurrido la misma situación, y Kaneki estuvo presente.
A él también se le pasó la idea por la cabeza. La misma que Touka. Pero ninguno de los dos era suficientemente valiente para preguntar o siquiera comprobarlo.
Ella repasaba y trataba de recordar los síntomas cuando descubrió del embarazo de sus dos hermosos niños. Eran similares, salvo por sus antojos inusuales a las 4 de la mañana.
Ahora que recordaba, cuando Kenta y Kazuki estaban en su vientre, le gustaba mucho que Kaneki le cantara una canción.
—Kaneki... —Lo llamó, casi segura de que se daría cuenta de ello— ¿Puedes cantar... Estrellita dónde estás?
El mencionado se dedicó a dirigirle una mirada de sorpresa. Se había dado cuenta.
—...Estrellita, ¿dónde estás?... Quiero verte titilar... En el cielo sobre el mar, un diamante de verdad... Estrellita, ¿dónde estás? Me pregunto qué serás... —Comenzó a cantar, aparentemente sorprendido por acordarse la letra.
El cuerpo de la peliazul se estremecio dulcemente al canto de Kaneki, que hasta los niños escuchaban atentamente a su padre cantar. No había duda alguna, sentía el mismo cosquilleo que en aquellos días. Y se le notaba.
Le dedicó una dulce sonrisa cuando terminó de cantar, posicionando su mano sobre una de las de él al volante.
—Gracias —Su sonrisa permaneció unos segundos antes de fijar su vista en el camino.
Tal vez se haría una prueba mañana... O tal vez después de la fiesta. Había comprado uno de esos artefactos hacía unos días. Según ella la compró "inconcientemente"
Kaneki la descubrió ese mismo día sobre la mesa del baño, más no dijo nada y solo se acostó. Si Touka estaba embarazada, ella se lo diría. O probablemente él lo descubriría.
—¿Quieres que volvamos? Si no te sientes bien podemos... —
—No, Kaneki. —Se rió— Estoy bien... No te preocupes.
Sin darse cuenta, dirigió una dulce mirada a su vientre, antes de seguir con la mirada perdida en el camino.
El pelinegro se quedó callado unos minutos, hasta que de la nada empezó a cantar esa dulce canción de nuevo.
—Estrellita, ¿dónde estás? Quiero verte titilar En el cielo sobre el mar, Un diamante de verdad. Estrellita, ¿dónde estás? Me pregunto qué serás. —Cantó una vez más, con una sonrisita ladina en sus labios.
No hacía falta palabras para que ambos se dieran cuenta en lo que estaban pensando. Estaban ligeramente entusiasmados por vivir esa experiencia nuevamente. Un nuevo integrante en su familia era lo que habían buscado hasta hace dos o tres meses tal vez.
Esa misma noche en que Tooru armó un escándalo, lo hicieron de nuevo para asegurarse de ello. A pesar de que Touka estaba un poco cansada al principio.
Con un gestó inconsciente, la mano derecha de Kaneki se posó sobre la mano de la peliazul, sacándola inmediatamente de sus pensamientos.
—¿Deberíamos sacar las cosas del sótano? —Preguntó esperandose un golpe divertido.
Más que eso, le otorgó una gran carcajada, seguida de un dulce beso en sus labios cuando el semáforo estaba en rojo.
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