Primer prueba: Miedo a perderte

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Rosalya llega a casa después de salir a tomar algo con Alexy y Sucrette,  deja las llaves del auto en la mesita de la sala y abraza a Leigh por detrás, quien estaba sentado en el sofá individual, revisando algunos documentos; ella beso el cuello de su novio, quien al parecer no se había percatado de su llegada, la miro con sorpresa primero y luego sonrió y le dio un beso.

  – ¿Que haces mi amorcito?–

  – Revisaba mis estados de cuenta – 

 – ¿Todo en orden?– 

 –  Si, de hecho estaba pensando en llevarte a cenar esta noche– acaricio el cabello de Rosalya – ¿Por que no vas a la tienda y escoges uno de los vestidos que acaban de llegar?, quiero que luzcas preciosa –

  –  ¿Me perdí de algo?–  pregunto seductora

  –  ¿No puedo salir con mi hermosa novia a cenar?–  sonrió 


En el pueblo mas cercano a la granja, Lysandro y Jandy salían del registro civil después de casarse por la ley, tomados de la mano, con una gran sonrisa, caminaron hasta una heladería.

  –¿Qué helado desea mi amada esposa? – pregunto a Jandy levantando la barbilla de la chica, provocando que se ruborizara 

– M-mi helado favorito es el de frambuesa  –  respondió tímida

– Ya escucho a la bella dama, un helado de frambuesa, por favor –  pidió al encargado

– ¿Tu no vas a pedir nada? – 

– Probare de tu helado, si no te molesta – 

Después de pagar el helado, fueron al pequeño parque que se encontraba delante del local y se sentaron bajo la sombra de un árbol; Jandy probo su helado, su sabor era delicioso, tanto que cerro los ojos disfrutándolo.

  – Es realmente delicioso, pruebalo –  acerco el cono al rostro de Lysandro, el solo bajo el brazo de Jandy, alejando el helado de su rostro  –  dijiste que lo probarías  –

 – Y lo haré, solo sigue disfrutando de el – sonrió

–   Que raro sueles ser a veces  – dijo probando un poco mas del postre, dejando un poco sucios sus labios, saco una servilleta para limpiarse, pero los suaves labios de su ahora esposo, atraparon los suyos, sintió la cálida lengua de Lysandro, acariciando su boca, alejo su rostro con una sonrisa traviesa.

– Tienes razón querida,  ese helado es delicioso – rió un poco acariciando el rostro atónito de su mujer – ¿O acaso solo fue el sabor de tus labios? –

  Lysandro comenzó a reir al ver a Jandy cubrirse el rostro, estaba totalmente ruborizada, a él le gustaba verla de esa forma, le hacia sentir una gran satisfacción.

  – ¿Qué sucede?, eres mi mujer ¿No puedo hacer eso?–

  –  Es solo que todo esto aun es nuevo para mi–  respondió sin mirarlo a los ojos

  – Me agrada ser yo el que te enseñe – la abrazo y beso la comisura de sus labios –  te amo Jandy– 

Pasaron una agradable tarde paseando por el pueblo, al caer la noche, se entregaron en cuerpo y alma a su amor, disfrutando del goce de besos y caricias; el cuerpo de Jandy se estremecía en los brazos de Lysandro, al sentir como se deslizaba dentro de ella, respondiendo con dulces gemidos, que eran como melodía para su esposo, lo que lo motivaba a darle mas y mas placer a su bella mujer.

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