Ninguna de las dos

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—¿Qué dices?— preguntó aturdida, Leigh sonrió tomando a su mujer por la cintura, saco un hermoso anillo de diamantes de su bolsillo, tomo de forma suave la mano de la albina colocando en anillo en su dedo

— Mi bella Reina, está noche serás mi futura esposa— beso su mano — ¿Qué dices a eso?— Rosalya soltó un grito de alegría, brincaba emocionada repitiendo "si", una y otra vez.

— Pero ¿Cómo fue que te decidiste tan repentinamente?— preguntó observando su anillo de compromiso

— Lysandro está obsesionado con la chiquilla esa, temo que en uno de sus arranques de alcohol vaya a buscarla y cometa una tontería —

— ¿Solo por eso?— preguntó un poco herida

— No, también por que ya es momento de que te dé el lugar que mereces como Reina de mi universo— la besó — Y por que no encontraré mejor compañera que tú, te amo—Más convencida por sus palabras, se dejó llevar por los besos y caricias que Leigh le hacía.

En el cementerio donde yacen los restos de los padres de Lysandro, Sucrette lo toma de la mano hasta llegar a la tumba Indica, por lo que deja de sujetar su mano para que él pueda acomodar las flores que llevaba.

— Mamá, papá, lamento no haber venido antes— acarició la fría lápida — la vida no ha sido fácil sin sus sabios consejos, ahora seguir adelante es como caminar sin un mapa—

— ...— puso su mano en el hombro del muchacho al ver caer sus lágrimas —

— L-lo Siento, debes creer que soy un tonto por hablar con alguien que ya no está—

— No, está bien has pasado por mucho en tan poco tiempo, debes dejarlo salir para sentirte mejor—

— Si, tienes razón— suspiro un poco y tomo la mano de Sucrette, quien quiso hacer sentir a Lysandro más seguro

— Señora Josseane, lamento mucho que ya no esté con nosotros, aún recuerdo cuando se le escapó decirme que Lysandro gustaba de mí — soltó una pequeña risa— se que jamás podré ocupar su lugar, pero espero tener su bendición para poder estar a lado de su hijo cómo una buena mujer—

Lysandro sonrió conmovido, "tal vez en verdad es ella a quien debería amar", pensó observándola, ella volteó a verlo a los ojos con una sonrisa, misma que se le borró cuando una paloma blanca defeco en su cabeza.

— Dime qué no es lo que estoy pensando— miró a Lysandro con preocupación

— Es... Es solo...— sin poder contenerse comenzó a reír— Lo siento, pero toma mi pañuelo—

— ¡Maldición!— exclamó con asco mientras limpiaba la suciedad

— Vamos al auto, tengo una botella con agua—

— Iré yo, tu quédate un poco más con tus padres— tomo las llaves del bolsillo del muchacho— regreso pronto—

— Está bien— observó entre risas como se alejaba rumbo al auto, luego volvió a poner atención a la tumba, sentándose a un lado— Sucrette es graciosa, muy linda y de buenos sentimientos, no debería ser difícil volver a enamorarme de ella, ¿No es así?... Aunque la verdad, me siento muy confundido, mientras digo todo esto, no dejo de pensar en esa mujer, mi mente me dice que lo mejor es dejarla atrás, mi corazón solo me lleva a buscarla con pretextos tontos y me siento un completo idiota al perder el control cada que la veo.... ¿Por qué tuviste que dejarla entrar en nuestra vida, Mamá?, Tan solo ha vuelto un caos mi vida, quiciera poder borrarla de mi mente, pero a la ves no quiero ni pensar en que no podría verla más, ¿Qué es lo que debo hacer?, Si tan solo pudieras responderme— acarició el nombre de su mamá.

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